Una Navidad ClásicaMuestra

GRACIAS A DIOS POR LOS DESVÍOS

Llegas tarde a la fiesta de la empresa. Tu plato caliente se está poniendo tibio en el asiento trasero, mientras te pasas las luces amarillas (bueno, anaranjadas, para ser precisos). Pero luego ves el letrero: Desvío. Intentas no tomar el nombre de Dios en vano mientras escuchas la hermosa voz de tu navegador GPS, “Recalculando…”

La vida es así, ¿verdad? Tienes un plan simple para ir de A a B. Graduarse, conseguir un buen trabajo y luego formar una familia. Invertir unos años más, jubilarse y disfrutar de las últimas décadas de tu vida. Mudarse, encontrar un apartamento razonable y conectarse con una buena iglesia. Pero luego te desvías. Bloqueado. Y tratas de no tomar el nombre de Dios en vano mientras recalculas.

Por eso es necesario recordar a María y José. Comprometidos a casarse. Esperando un hijo. Listos para establecerse. Pero luego llegó el decreto de César y la vida se desvió. “Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David;” (Lucas 2:4). De casa a Belén había casi 90 millas y más de 1,000 pies de altura para escalar con una María muy embarazada. ¡Yo llamaría a eso un desvío! Pero Dios estaba tramando algo. Llevar a la virgen embarazada (Isaías 7:14) al lugar de nacimiento del prometido Salvador (Miqueas 5:2).

Eso pone nuestros desvíos en perspectiva. Dios está tramando algo: llevar a las personas adecuadas a los lugares correctos para lograr sus propósitos. ¡Así que respira hondo, confía en su plan y agradece a Dios por los desvíos!