El Poder De La FeMuestra

La sustancia de todas las cosas

“Los sustentaste cuarenta años en el desierto; de ninguna cosa tuvieron necesidad; sus vestidos no se envejecieron, ni se hincharon sus pies” (Nehemías 9:21 Rv1960).

El pueblo de Israel en su salida de Egipto, había superado el desafío de estar como esclavos de un sistema pagano e imperialista como lo fue el del faraón. Pero al salir de Egipto Israel entraba en otro desafío “el desierto”. El desierto es uno de los paisajes geográficos más complejos que hay en todo el planeta. Es una región que se caracteriza por una escasa pluviosidad, temperaturas extremas: frías por las noches, cálidas por el día; que hacen que las condiciones para la vida humana, animal y vegetal sean muy adversas. Este fue el escenario donde el pueblo de Israel peregrino durante cuarenta años antes de entrar a Canaán. Pero una de las cosas más sorprendentes es que durante su estancia en el desierto Israel no tuvo nunca necesidad de ninguna cosa.

La fe es aquella sustancia que nos alimenta y nos mantiene firmes en medio de los desiertos de la vida. Según el diccionario de la real academia española “sustancia” significa cualquier cosa que constituye la esencia y el fundamento de otra. La fe es la esencia del Dios viviente que mantiene viva nuestra esperanza y nos da un fundamento para vivir. La fe es la base en la cual el creyente se apoya e impulsa para alcanzar las promesas que están escritas en la Palabra de Dios. La fe interviene en la realidad de lo que hemos creído y nos mantiene firme en la espera de “lo que todavía no se ve”, la fe posee ya por anticipado esa realidad y le da sentido al tiempo presente, o sea seguridad de la existencia.

Muchas veces nosotros no somos muy constantes en nuestra fe. Tal vez pensamos que nuestra vida con Jesús sería más fácil que nuestra vida anterior, a veces pensamos que no veremos los resultados que esperamos. Pero Jesús busca a los que son fieles hasta que Él venga otra vez. Tenemos que confiar que nos dará lo que pedimos en Su tiempo. Debemos de recordar que Dios tiene planes de bien y no de mal para nuestra vida.