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El valor de las relaciones

Mientras aprendes a guardar tu corazón de tus desencadenantes también debes ser honesto contigo mismo y decidir si necesitas protección de relaciones tóxicas. Esto puede ser muy complicado, porque las relaciones tóxicas no sonsiempre tóxicas. A veces todo es increíble y estás en la cima del mundo, entonces, de la nada, todo se derrumba y te encuentras cuestionando tu valor.

Mientras te enfocas en tu sanación, la consistencia es la clave, y cortar las relaciones que no complacen consistentemente al corazón de Dios hará maravillas para tu progreso. Las Escrituras son muy claras al respecto:

"El que con sabios anda, sabio se vuelve; el que con necios se junta, saldrá mal paradoa" (Proverbios 13:20 NVI)

“No se dejen engañar: Las malas compañías corrompen las buenas costumbres" (1 Corintios 15:33).

"El hierro se afila con el hierro, y el hombre en el trato con el hombre" (Proverbios 27:17).

"Por eso, anímense y edifíquense unos a otros, tal como lo vienen haciendo" (1 Tesalonicenses 5:11)

"La guerra se hace con buena estrategia; la victoria se alcanza con muchos consejeros" (Proverbios 24:6 NVI)

La abundancia de Escrituras que nos aconsejan sobre con quién debemos rodearnos demuestra lo mucho que le importa a Dios. Es esencial para nuestro bienestar general y para nuestra capacidad de hacer la obra de Dios con todo nuestro potencial. ¿Las personas más cercanas a ti se esfuerzan por ser quienes Dios creó que fueran? ¿Te aconsejan con la sabiduría y la verdad de la Palabra de Dios? ¿Te animan y te edifican? Si la respuesta es no, entonces tal vez sea el momento de reconsiderar esas relaciones. Nadie es perfecto, pero las personas que elegimos para compartir nuestros corazones y mantenerlos cerca deben hacernos querer ser lo mejor de nosotros mismos.

Si la relación que te causa daño es un padre o madre con el que vives, o posiblemente un cónyuge, sería bueno buscar ayuda profesional de un consejero para evaluar lo que es mejor para tu salud. Esto, junto con la oración diligente, puede producir milagros en una relación rota.