Viviendo en El Reino De DiosMuestra

Vive en integridad

Cuando aprendemos a vivir como siervos, buscamos que nuestra vida dependa de Dios, que Sus consejos y enseñanzas nos motiven o ayuden a vivir en integridad. Cuando una persona se esfuerza para vivir en integridad, mantiene una relación con Dios en espíritu, en Su Palabra, en Su hablar y en Su actuar; de esta manera se puede reconocer cuando alguien está buscando agradar a Dios por el amor que Dios tienen con él o ella.

El libro de Proverbios nos da incontables consejos de como podemos poner nuestra confianza en Dios, para que Él actúe en nosotros, se manifieste en nosotros con poder. Sus palabras, Sus consejos, Sus ejemplos nos dan sabiduría eterna, nos alientan cuando fallamos, nos consuelan cuando nos entristecemos, nos vuelven al camino cuando nos desviamos.

La integridad es un todo indivisible, no varía, no muta, no se diluye; por esa causa es tan valorada para cada uno de nosotros. Nuestro Dios es uno, no hay otro Dios. En Él se cumple la integridad; esa integridad a la que cada uno de nosotros debemos aspirar. Debemos ver como una meta a la que día a día nos acercamos por medio de nuestra manera de pensar y dejando costumbres dañinas que nos fracturan, que nos dividen, nos confunden y no nos ayudan a cambiar.

"Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto", versa el libro de Proverbios en el capítulo 4 versículo 18. Este ejemplo nos proporciona una idea de que la integridad es un proceso, no aparece de la noche a la mañana en nuestras vidas; es por medio de la perseverancia que podemos alcanzarla. Habrá dificultades, habrá barreras, habrá pendientes, pero al final lo lograremos.

Dios, nos ponemos en Tus manos, te pedimos que limpies nuestra vida, que sustituyas todo aquello que nos aparte de la integridad y endereces nuestros pasos. Solo así podemos caminar rectos hacia la perfección, hacia completar la plenitud de nuestra vida comparada a la luz perfecta, hasta que seamos como la luz de esa aurora y mostremos ese día perfecto. Que, en momentos de dificultad, en momentos de soledad o debilidad, sea Tu Palabra la que nos sustente y Tu voz nos alimente. Oramos en Tu nombre Jesús, ¡amén!