Tú No Me MandasMuestra

IRA

Nadie quiere que la ira sea su jefe. Y nadie que te ame quiere que la ira te esté mandando y controlando. La ira puede ser extrovertida, y notarse mucho cuando alguien pierde los estribos. Pero también se puede ¨esconder¨; puede ser introvertida, cuando el silencio malhumorado de alguien es ensordecedor.

Santiago, el hermano de Jesús, nos da un principio que, si lo adoptas, hará más para evitar que la ira te mande, que cualquier otra cosa que puedas hacer. Santiago comienza con una pregunta.

¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? - Santiago 3:13

Las personas sabias entienden que la vida está conectada, que el pasado y el presente impactan el futuro.

Que lo demuestren con su buena conducta, mediante obras hechas con la humildad que le da su sabiduría.- Santiago 3:13

Los sabios son siempre humildes, porque la arrogancia va en contra de todo lo que sabemos sobre cómo funciona el mundo y cómo son las personas.

Pero, si ustedes tienen envidias amargas y rivalidades en el corazón, dejen de presumir y de faltar a la verdad. - Santiago 3:14

Las personas que carecen de sabiduría, les falta humildad y hacen que todo el mundo se trate de ellos mismos.

Porque donde hay envidias y rivalidades, también hay confusión y toda clase de acciones malvadas. - Santiago 3:16

Cuando la arrogancia se aloja en tu corazón, eventualmente habrá desorden y toda práctica perversa porque puedes justificar casi cualquier cosa.

¿De dónde surgen las guerras y los conflictos entre ustedes? - Santiago 4:1

La mayoría de nosotros pensamos lo siguiente: no es un qué, sino un quién, lo que causa las peleas. Pero si crees que las peleas son causadas por un quién, nunca llegarás a la raíz del verdadero qué.

¿No es precisamente de las pasiones que luchan dentro de ustedes mismos? - Santiago 4:1

La fuente del conflicto está dentro de nosotros; está dentro de ti. Si crees que la fuente está afuera, nunca lidiarás con lo que sucede adentro y terminarás alimentando algo feo y peligroso dentro de ti.

Desean lo que no tienen, entonces traman y hasta matan para conseguirlo. Envidian lo que otros tienen, pero no pueden obtenerlo, por eso luchan y les hacen la guerra para quitárselo. - Santiago 4:2

No reconocer que la fuente de la ira está dentro de ti, tiene el potencial de llevar las cosas a un extremo destructivo y poco saludable. Lo que a menudo lleva a la ira es que no obtenemos lo que queremos, y tenemos que reconocerlo.

Así que, cuando sientas que la ira surge en tu interior, di:

“Ira, sé de dónde vienes. Quieres que crea que es esa persona - él, ella, ellos. Pero soy yo. Quiero algo y no lo estoy consiguiendo. Soy responsable de mi parte de esta pelea, y no controlarás mi boca o mi estado de ánimo. Ira, no eres mi jefe. Ira, tú no me mandas.¨

Recuerda, si eres un seguidor de Jesús, ya tienes un jefe: Jesús. Él tampoco obtuvo todo lo que quería. Se dijo ¨no¨ a sí mismo para poder darte a ti lo que más necesitabas.

Aunque era Dios, no consideró que el ser igual a Dios fuera algo a lo cual aferrarse. En cambio, renunció a sus privilegios divinos; adoptó la humilde posición de un esclavo y nació como un ser humano. - Filipenses 2:6–7

Para vivir esto en el mundo real, Pablo dijo: En sus relaciones unos con otros, tengan la misma mentalidad que Cristo Jesús tuvo… quien se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz! (Filipenses 2:5, 8)

Jesús nos aleja del egocentrismo y la arrogancia, hacia una vida centrada en otros y llena de humildad. Cuando te muevas hacia la humildad y una vida centrada en los demás, serás libre de vivir una vida en la que la ira no te mande y no sea tu jefe.

REFLEXIÓN:

¿Cuál es tu relación actual con la ira? ¿Permites que controle tu boca o tu estado de ánimo? Considera en qué área de la vida puedes necesitar decirle a la ira: ¨tú no me mandas.¨

ORACIÓN:

Dios, ayúdame a ver a la ira en los momentos en que intenta controlarme.