[Serie Conoce a Jesús] El Poder Del Nombre De JesúsMuestra

Además de los nombres de Jesucristo, la Biblia presenta más de 200 títulos otorgados al Señor en relación a Sus atributos divinos y en función de Su obra de salvación por la humanidad.

Uno de ellos es el título Hijo del Hombre. El primer mártir de la iglesia, Esteban, empleó este título al dar testimonio de lo que vio durante sus padecimientos: “He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios” (Hch. 7:56). Esteban repite aquí las mismas palabras que empleó Jesús durante Sus padecimientos y al comparecer delante del concilio (Mt. 26:64). Jesús empleó este título más de 80 veces en los Evangelios dando a conocer Su identidad Mesiánica. Él es el Hijo del Hombre del libro de Daniel que ha de reinar por toda la eternidad (Dn. 7:13-14).

Otro título importante y que recibe aun mayor reconocimiento es el título Cristo. Este es el más relevante de los títulos de Jesús. Este título habla de la posición de Jesús como el Mesías. Tanto Pedro como la mujer samaritana reconocieron que Jesús es el Cristo (Mt. 16:16; Jn. 4:25-26). Este título es sumamente significativo en términos de salvación. George Ladd llegó a decir que “el Evangelio fue escrito, no para que los hombres pudieran creer en Jesucristo, sino para que pudieran creer que Jesús es el Cristo”.

El último título que cubriremos hoy es el título Señor (del griego Kyrios). Este es, sin dudas, el título más citado en el Nuevo Testamento. Lamentablemente muchas veces es el menos comprendido. Solemos pensar que el mismo significa solamente respeto y distinción cuando, en realidad, su significado primario es el de ser nuestro amo y dueño. La proclamación de que Jesús es el Señor y el Cristo fue el mensaje central de la iglesia desde sus inicios (Hch. 2:36) y lo sigue siendo hoy en día.

Para Reflexionar:

De los tres títulos que hemos estudiado hoy, ¿cuál crees que es el más significativo para ti en este momento? ¿Por qué?

Oración:

Señor Jesús, el Cristo, el Hijo del Hombre, hoy vengo a rendirme bajo Tu señorío. Quiero proclamar que eres el Señor y el Cristo, el enviado de Dios que ha venido al mundo a salvarnos y sacarnos de la oscuridad. Gracias, mi amado Jesús. Amén.