Sanidad social en un mundo instantáneoMuestra

Todo comenzó cuando tuve un bebé. Como nueva mamá y esposa de un fundador de iglesias, también dirigía un proyecto enorme y aterrador en el trabajo. Algo tenía que pasar. Las redes sociales eran la elección obvia.

Decidí usar Instagram solo los martes, jueves y sábados. No voy a mentir, al principio fue difícil. Muy duro. Cada hora tenía ganas de comprobar lo que pasaba en internet. Temía que me estaba perdiendo algo importante. Me preocupaba alejarme de mi familia extendida, que vivía lejos. Pero por la gracia de Dios, superé el miedo. Y me alegro de haberlo hecho.

Seamos realistas: las redes sociales son geniales. Pero también puede ser un agujero negro que nos mantiene alejados de las cosas que debemos hacer con nuestras vidas. La mejor estrategia que he encontrado es tomarme un minuto para planificar:

• Cuándo: ¿Cuánto tiempo necesito para esto? ¿Qué días/horas me conectaré?
• Dónde: ¿Debo usar mi teléfono o mi computadora portátil? ¿En casa? ¿En la línea de viaje compartido?
• Cómo: ¿Cómo puedo apegarme a mis límites?

Nuestros teléfonos están diseñados para mantenernos allí, así que no se castigue cuando comience a desarrollar estos músculos de la autodisciplina. En cambio, pide al Señor Su gracia y fortaleza. Y recuerda, eliminar lo que nos hace tropezar, aunque sea necesario, no es suficiente. Necesitamos llenarnos con las cosas que nos hacen prosperar: leer la Palabra de Dios, caminar en la creación, tomar un café con amigos, hornear galletas o leer libros.

Nuestros días, semanas y años consisten en ritmos de trabajo y descanso. Nuestro llamado es aprovecharlos al máximo, glorificando a Dios y disfrutándolo para siempre en cada paso del camino.

Hay muchas cosas en nuestras vidas que interfieren con estos ritmos sagrados y no podemos cambiarlos. Nos enfermamos. Perdemos nuestro trabajo. El sótano se inunda. La escuela está cancelada. Pero también hay muchas cosas (pequeñas cosas, cosas cotidianas, tan comunes que podríamos estar tentados a ignorar) que interfieren con estos ritmos sagrados y que podemos cambiar.

Puedes elegir. Y la elección podría ser no tener que hacer una elección. Puedes decidir, al menos parte del tiempo, guardar las páginas y las plataformas y, en su lugar, buscar lo que sea verdadero, bueno y hermoso para que lo disfrutes.