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Mi Propia Luz

DÍA 3 DE 3

¡Brilla!

“Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse. Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se pone en la repisa para que alumbre a todos los que están en la casa. Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo”.

Mateo 5:15-16

Somos la luz del mundo. Somos la luz en nuestro hogar. Somos la luz en nuestro trabajo. Somos la luz en nuestra iglesia. Somos la luz donde quiera que estemos. La luz echa fuera la oscuridad y con esto puede eliminar el miedo que puede producir las tinieblas. La luz nos permite ver el camino a seguir, la luz nos permite ser productivos, la luz nos da energía y todos los beneficios que discutimos en los pasados días.

No estás hecha para esconderte. La luz se hizo para brillar, para alumbrar a todos, para ser de beneficio a otros. Haz brillar la luz de Dios, haz que se note que el Espíritu Santo está en ti. De esta manera, todos podrán ver que la luz de Dios en nosotros solo produce cosas buenas y esta verdad los llevará a alabar a Dios. Ahí radica nuestro mayor propósito: ser luz para que los demás alaben a Dios. Para que lo conozcan y también se conviertan en antorchas vivas que den luz. Mi deseo es que toda persona brille con su propia luz, con la presencia y el poder de Dios en ellos. Dios es nuestra fuente de luz. Este es el mensaje que hemos oído de él y que les anunciamos: Dios es luz y en él no hay ninguna oscuridad. 1 Juan 1:5

La luz que resplandecía en el rostro de Moisés no era de origen natural, ni mucho menos era producida por sí mismo, sino que era un reflejo de la gloria de Dios que había llenado su ser. Al estar en contacto prolongado con la gloria de Dios, Moisés se impregnó de ella y la reflejaba en su rostro. Quizás no nos pase de manera literal, como a Moisés, pero si estamos expuestas a la presencia de Dios y a su Palabra, nuestro rostro resplandecerá, nuestro semblante cambiará, porque en nuestro interior ocurre una transformación que es visible en nuestro semblante. ¡Mujer, que se note que has estado expuesta a la luz de Dios!

Que la luz milagrosa de Dios se manifieste en su vida y lo puedas ver actuar con poder en tu día a día, haciendo grandes y pequeños milagros. Dios guio al pueblo de Israel con una luz milagrosa. “De día los guio con una nube, y toda la noche con luz de fuego”. Declaro que esa misma luz te acompaña en tus momentos felices y en los más tristes también. No estás sola, puedes brillas y dar esperanza a otros en medio de cualquier proceso que estés viviendo. Alimenta la llama de Dios en ti y brilla con tu propia luz. Bendiciones.

Puedes conseguir los libros de la autora de este plan, Amneris Meléndez, y continuar recibiendo inspiración y esperanza.

Día 2

Acerca de este Plan

Mi Propia Luz

Dios nos puso como lumbreras para que podamos ser luz para otros, pero también para nosotras mismas. No podemos permitir que la oscuridad gobierne nuestras vidas. Mantén encendida la llama de Dios en ti y ¡brilla! En es...

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Nos gustaría agradecer a Amneris Meléndez por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://www.amnerismelendez.com

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