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Con Sus Fuerzas

DÍA 3 DE 6




Fatigados

No hay duda de que hay diferentes clases de fatiga, entre ellas podemos mencionar la fatiga física, la fatiga emocional, la social, la de la mente, la del dolor y la que se ha añadido, la fatiga pandémica. Ninguna de ellas es agradable, todas se caracterizan por el cansancio que producen y la disminución de las fuerzas y del ánimo. Es una condición que no queremos, pero que en algún momento de nuestras vidas se vuelve nuestra acompañante.

Cuando la fatiga está asociada a factores externos, una vez estos cambian o mejoran, la fatiga va menguando hasta desaparecer. Mientras esto ocurre, ¿Qué hacemos? ¿Cómo la enfrentamos?

Nuestra primera opción es la oración, y el reconocimiento de que aun cuando estemos inmersos en aquello que nos ha producido la fatiga, nuestro Padre interviene para darnos las fuerzas que nos han abandonado y para refrescar nuestra alma.

Hay una canción hermosísima de Jesús Adrián Romero, que nos habla de esa condición de fatiga que sólo encuentra descanso en el Señor. “Cansado del camino, sediento de ti, un desierto he cruzado, sin fuerzas he quedado vengo a ti. Luché como soldado y a veces sufrí, y aunque la lucha he ganado, mi armadura he desgastado, vengo a ti. Sumérgeme en el río de tu Espíritu. Necesito refrescar este seco corazón, sediento de ti.”

El Señor sabe de nuestras fatigas, Él no está ajeno a ellas. Es por ello que nos da palabra para confortarnos, para que nos sintamos en confianza de acercarnos y de echar nuestras cargas sobre Él, porque “Él tiene cuidado de nosotros.”1 Ped. 5:7

Recibimos alivio cuando le sentimos cerca, tan cerca que nos sabemos amparados bajo sus alas y guardados en la palma de su mano. Es ese espacio de seguridad y descanso que el Señor nos regala y que nos ayuda a seguir adelante. Cuando tenemos certeza de la presencia de Dios en nuestras vidas podemos hacernos eco de las palabras del rey David, “Señor, delante de ti están todos mis deseos, y mi suspiro no te es oculto.” Sal. 38:9

La fatiga debe ser identificada, debemos detenernos y analizar qué puede estar causando nuestro cansancio emocional o mental, que muchas veces se traduce en cansancio físico. Vayamos al Padre y digámosle cómo nos sentimos, cuánta falta nos hacen sus fuerzas, sus palabras, su consejo. Hagamos silencio y dejemos que Dios nos hable desde el viento apacible, desde donde su Espíritu nos renueva y nos vivifica.

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Acerca de este Plan

Con Sus Fuerzas

Hay momentos en la vida en la que nos sentimos débiles y sin fuerzas. El camino se hace pesado y faltan las ganas para continuar. Dios nos ha dado preciosas promesas de las que podemos agarrarnos en ese tiempo de debilid...

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Nos gustaría agradecer a Grettchen Figueroa por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://facebook.com/GrettchenStage

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