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En un castillo real hay un salón especial donde está el trono. ¿Adivinen cómo se llama este salón? ¡Se llama "el salón del trono"! El trono es el asiento ceremonial especial en el que se sienta el rey o la reina. Puede estar hecho de terciopelo rojo o morado, tener una decoración de oro ornamentado y estar en una plataforma elevada para que el rey o la reina se siente por encima de todos los demás en la sala. Las personas necesitan un permiso especial para entrar en el salón del trono y deben inclinarse o hacer una reverencia y honrar al rey.

Jesús era un nuevo tipo de rey. En lugar de un rey en un trono, Jesús era un rey en una cruz. Jesús no vino para quedarse en un castillo y sentarse en un trono de terciopelo. En cambio, Jesús vino a dar Su vida por nosotros. Jesús murió en la cruz y resucitó para que pudiéramos ser perdonados. A través de Jesús podemos acercarnos a Dios en cualquier momento que queramos. No necesitamos un permiso especial para acercarnos a Dios.

Imagina que tu corazón tiene un trono y quienquiera que esté sentado allí está a cargo de tu vida. ¿Quién o qué está sentado en ese asiento? Podemos optar por colocar a Jesús en el trono de nuestro corazón y convertirlo en el rey de nuestras vidas.