[Sigue caminando] Perseverancia en la crianza de los hijos Muestra

Tiempo para la familia

Un estudio publicado en el Journal of Developmental & Behavioral Pediatrics (Revista de pediatría del desarrollo y del comportamiento) muestra que los niños que comen con sus familias tienen una mejor salud general. Son más felices y saludables. Según este estudio, las comidas amistosas tienen una influencia a largo plazo en el bienestar físico y mental de los niños. Cuando tenemos nuestras prioridades correctas, afecta todos los aspectos de nuestras vidas. Nuestras prioridades deben ser Dios, familia y amigos, en ese orden. Asegúrate de hacer tiempo para que Dios te calibre todos los días, hacer tiempo para tu familia, tu cónyuge y tus hijos; y luego, hacer tiempo para los amigos.

Otro estudio muestra que un gran porcentaje de niños y adultos desean poder pasar más tiempo con sus familias y compartir más cenas familiares. Sí, esto incluye a los adolescentes. Necesitan tiempo en familia. Necesitan cantidad y calidad de tiempo con sus padres.

¿Sabes por qué importan las cenas familiares? No se trata tanto de la comida o de dónde estamos cenando. Podría ser en casa, en un restaurante, un picnic o en el coche. Las cenas familiares son sobre lo que sucede durante este tiempo juntos: las conversaciones que podemos tener con nuestros hijos. Las cosas que pueden compartir con nosotros sobre sus vidas, sus luchas, sus miedos, sus alegrías. El tiempo juntos fortalece nuestra relación con ellos. Hablar, comer, divertirse juntos, reír, compartir experiencias, hablar de Dios, sentarse juntos. Haz tiempo para la familia. No solo el tiempo de calidad, también es necesario el tiempo en cantidad.

Cuando estamos demasiado ocupados, cuando muchas cosas luchan por conseguir nuestra atención, algo se produce. No debemos comprometernos demasiado. Evalúa el costo y el beneficio de todo lo que le quita tiempo a la familia. Sé muy cuidadoso e intencional en pasar tiempo juntos. Disminuye las distracciones y aumenta la conversación. De esta manera, nuestros hijos pueden llegar a conocernos mejor, así como nosotros a ellos y juntos podemos conocer mejor a Dios como familia, hablando y repitiendo las palabras y principios de Dios.

Piensa en todas esas veces juntos riendo, comiendo, orando, hablando del Señor y de sus principios. Piensa en todos los beneficios futuros: tus hijos serán mejores adultos, más saludables y felices.