[Sigue caminando] Perseverancia en la crianza de los hijos Muestra

Repetir, repetir, repetir

Todo padre sabe que una buena parte de la paternidad es la repetición continua de las cosas una y otra vez. Decimos «te amo» a nuestros hijos innumerables veces durante nuestra vida. Cuando nuestros hijos son bebés les repetimos palabras para que puedan comenzar a entender nuestro lenguaje y lo que significan las palabras. Cuando comienzan a gatear y caminar, «no» y «no toques eso» son palabras que usamos más seguido. A medida que crecen nuestros hijos, cambiamos nuestro vocabulario, en cada etapa de la paternidad hay diferentes palabras o frases que repetimos constantemente a nuestros hijos. 

Como buenos padres cristianos para nuestros hijos, debemos tener una buena relación con Dios nuestro Padre. Esta debe ser una relación contagiosa, necesitamos orar diariamente por nuestra familia, nuestros hijos, nuestro cónyuge. La Biblia también nos dice que repitamos los principios y enseñanzas de Dios a nuestros hijos dondequiera que vayamos, todo el tiempo.

Dios nos ha dado pautas como padres. Deuteronomio 6:7 dice: «Repítelas a tus hijos. Habla de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando camines por la carretera, cuando te acuestes y cuando te levantes. Átalas como un signo en tu mano y deja que sean un símbolo en tu frente. Escríbelas en los postes de las puertas de tu casa y en las puertas de tu ciudad». Una de las formas en las que los seres humanos aprenden es recibiendo la misma información una y otra vez. La repetición ayuda a mejorar la velocidad, aumenta la confianza y fortalece las conexiones en el cerebro que ayudan a los niños a aprender. La repetición es una parte clave del aprendizaje.

¿Recuerdas la vida antes de los teléfonos inteligentes? ¿Cómo recordábamos los números de teléfono? Mirándolos numerosas veces o repitiéndolos. Repetición. La Biblia dice acerca de los principios de Dios: «Repítelos a tus hijos». Repite, repite, repite.

Es realmente difícil en la sociedad actual proteger los principios de Dios, proteger la pureza. Como padres podemos sentir que estamos nadando contra la corriente; pero Dios nos ha dado muchas pautas en la Biblia para hacer las cosas bien. Repite la Palabra de Dios a tus hijos desde el día en que nacen, en todas partes, todo el tiempo. Repítelas cuando se vayan a dormir, cuando se despierten, cuando salgan, cuando estén en el coche, cuando estén cenando, cuando estén sentados juntos.

No podemos esperar a que nuestros hijos crezcan amando a Dios si no les enseñamos con el ejemplo y la repetición. No podemos esperar que aprendan todo en la Escuela Dominical, en la iglesia o de sus amigos cristianos. Como padres, somos responsables de acercarlos a Dios y a su Palabra.