Potenciados a Partir de una Crisis de Servicio.

¿Cuántas veces nos hemos planteado si servir a otros era un programa para tener en la vida?. ¿Vale la pena tanto esfuerzo?, ¿Tanto dar y nadie me reconoce? La verdad que estoy muy ocupado con mis asuntos, delego esta tarea en alguien que tenga más vocación que yo. Esos cuestionamientos surgen cuando entendemos que el servicio es un sacrificio mientras que la palabra de Dios nos enseña que el Servicio es semejante a una fiesta. Resolvemos nuestros planteos y excusas para no servir cuando entendemos lo que significa servir y ser parte de ese reino, que es el reino de Dios.

Debemos entender que el Reino de Dios es Servicio, te saca de un reino de servidumbre y te introduce a un Reino de servicio que se disfruta, contagia y donde las personas tienen la alegría de sentirse parte de un Reino poderoso y lleno de vida. Quien gobierna ese Reino tiene el control y retribuye a cada uno de los que pertenecen a él con creces.

Es hermoso saber que el Reino de Dios se compara a una fiesta de casamiento, estamos invitados y lo mejor está a nuestra disposición. Servir en ese Reino es una fiesta, no una carga.

¡Lo más emocionante es que Dios no suspende la fiesta! . Si no queres ser parte, Él va a llamar a otros, Él no busca perfectos, pero sí busca dispuestos. Lo mejor está en esa fiesta llamada Reino y el Reino es servicio y entrega. No cambiemos la fiesta del servicio por una migaja llamada egoísmo. La fiesta SÍ o SÍ se hace y Cristo quiere que seas parte de ella.

Si estamos entrando al Reino de Dios con pereza, poniéndolo en segundo lugar o despreciando todo lo que Él nos quiere dar, reflexionemos y pidámosle al Señor que nos haga dignos de servirle y obedecerle. Es un privilegio ser parte de esa fiesta tan preciosa llamada Reino. Si vos no queres ser parte, Él la fiesta no la suspende, va a llamar a otros. Yo no sé cuál es tu decisión, pero yo quiero ser parte de ese privilegio de servir y pertenecer al Reino de Dios.