Cómo mantener un matrimonio sólidoMuestra

Vida en el Espíritu

La vida en el Espíritu no es la reunión del domingo, tiene que ver en cómo vives, qué decisiones tomas y cómo estás haciendo las cosas cada día de tu vida.

La vida de matrimonio es la oportunidad para expresar la vida del Espíritu, lo que hacemos es un reflejo de nuestra fe, es un reflejo de lo que tú eres en el Espíritu. La mayoría de las personas no necesitan oración por su enfermedad, necesitan educación y disciplina. Queremos las mejores cosas, pero no somos disciplinados para alcanzarlas, en ocasiones debemos resolver determinado asunto y tomamos decisiones apresuradas. Todo se debe someter al gobierno de Cristo en nuestras vidas, caso contrario no podemos avanzar como pareja. 

Debemos cambiar aspectos de nuestra vida, como alimentarnos espiritualmente tomando la dosis diaria, para el funcionamiento efectivo en todas las áreas. Además, en la convivencia nos ejercitamos cuando expresamos su impartición en todos los actos dentro y fuera del hogar. Solo así alcanzaremos cada día el crecimiento en Cristo para que nuestra relación como pareja fluya con su Espíritu. En toda relación existen problemas o dificultades, la manera en cómo los enfrentemos determina el resultado. 

Sabemos que la salud produce vida y la vida es para disfrutarla tanto en el espíritu como en el cuerpo. El cuerpo es el templo del Espíritu Santo, por lo tanto, debemos cuidarlo y mantenerlo para vivir la mayor cantidad de años en la tierra con una buena calidad de vida. Debemos estar sanos, en plena capacidad para realizar todas las tareas, así servir a Dios en toda plenitud de acuerdo con nuestra edad. 

Todo depende de lo que ponemos en nuestro plato, comer con sabiduría y mantener un peso apropiado según la estatura, entonces podemos apreciar que se trata de un todo dentro de la condición física y espiritual. Esto es para un beneficio personal y para que mi pareja también sea beneficiada sabiendo que yo estoy sano. Dormir bien, descansar es parte integral de nuestra salud, el cuerpo descansado trabaja e interactúa de mejor manera que un cuerpo agotado.

Reflexionemos

¿Hago todas las actividades sin impedimento alguno? ¿Cuido la vida nueva que se me ha entregado? Como pareja, ¿hemos aportado en el cuidado de nuestro interior como de nuestro exterior? ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?