Jesús, el más buscadoMuestra

BUSCANDO EL ERROR

Era la fiesta de los tabernáculos, una de las más importantes del país ¿Puedes pensar en alguna fiesta nacional importante en tu país? Haz el símil. En medio de esa fiesta, se encuentra justamente aquel que era la razón principal de celebración. Sin embargo sus coterráneos lo buscaban insistentemente, no para festejarlo, sino para encontrar el error. Estos corazones solo se alegran de ver a alguien caer.

Ellos decían: este hombre engaña al pueblo. Quizá alguien se cuestione y diga que nadie puede ser tan bueno. Pero, ¿sabes? La mayoría de las veces esperamos del resto lo que en realidad hay dentro nuestro. 

¿Te has encontrado a ti mismo pensando así? hallamos algo bueno en alguien, pero buscamos el error de reojo. Quizá si él o ella son más malos que yo, tenga alguna justificación. Pero nos engañamos ¡Qué mal se ven mis errores en otras personas!

Los judíos se maravillaban de lo qué hacía y de sus enseñanzas, pero no creían que fuera bueno. Amiga y amigo, yo también suelo ser así a menudo, pero Dios viene a recordarme: “no juzgues por las apariencias, sino con justicia” (Jn. 7:24). Solo hay una forma de hacerlo: buscando a Jesús, no los puntos débiles. 

No nos perdamos la fiesta criticando, ¡celebremos! ¡hemos hallado al Mesías! Alegrémonos de que, siendo tan imperfectos como nosotros, nuestros hermanos lo han encontrado también.

“Dios, te revelaste a nosotros con misericordia y perdón; haciendo maravillas en nuestro interior. Que tu Espíritu Santo nos ayude a mantener la vista en ti y no en los errores de otros que, como nosotros, están en proceso de santificación.”