Zona De ControlMuestra

¿Qué es la zona de control?

Podríamos llamar zona de control a nuestro ambiente más cercano, a nuestro círculo de amistades, al recorrido que realizamos diariamente para ir al trabajo, allí donde estamos cómodos, donde gozamos del placer de una estabilidad tanto económica como social. Esta “zona segura” en ocasiones no coincide precisamente con lo que nosotros soñamos, no es compatible con el plan que nos autodiseñamos, si bien estamos cómodos, sentimos que no desarrollamos todo nuestro potencial, nos sentimos atados a realizar tareas que al pasar el tiempo se vuelven mecánicas y rutinarias y terminamos viviendo una vida “matemática” que hagamos lo que hagamos el resultado siempre es el mismo.

Una vez estaba hablando con el pediatra de mi hijo y me contaba con desilusión una experiencia que tuvo con su hijo, el cómo papá soñaba con que su hijo fuera futbolista y por ello es que lo anotó en una escuela de futbol y el mismo se encargaba de llevarlo y recogerlo al final de cada entrenamiento. En una ocasión de camino a su casa le pregunto a su hijo como se sentía con su grupo y practicando ese deporte y fue allí donde su hijo le contestó: -En realidad no me gusta, a mí me gusta jugar al tenis, solo lo hacía porque vos me anotaste.

Puede que la presión de la familia nos llevó a estudiar cierta carrera, es muy probable que estemos viviendo la vida que otros, con buenas intenciones nos trazaron, o nos vimos encerrados por una urgencia, por un imprevisto y no tuvimos otro camino que tomar, lo cierto es que nunca alcanzaremos la plenitud en nuestra vida hasta que no estemos parados en el lugar preciso donde Dios nos quiere, en ese lugar donde nos sentimos plenos, donde sentimos que no tenemos que fingir, donde somos nosotros mismos.

¿Cómo salgo de la zona de control?

Hay una historia de un discípulo de Jesús llamado Pedro, un día este, junto a los otros discípulos, se encontraba en una barca con un clima hostil y la marea revolucionada. Pedro vio a Jesús caminar sobre el agua y le pidió hacerlo él también a lo que Jesús le respondió que podía hacerlo. Pedro decidió dejar la zona de confort que era la barca y encaminarse a una aventura riesgosa. Se expuso a la crítica y desaprobación de su círculo lanzándose a experimentar una aventura que tuvo un final no muy feliz. Este relato nos enseña que vale la pena arriesgarse por aquello que tanto soñamos sin importar lo que nos diga la gente, sin esperar su aprobación y aliento y animarnos a creer que hay experiencias que nuestros nietos merecen escuchar, pero experiencias no vistas desde la barca (zona de confort) sino desde el agua misma.