Majestad De Los Nombres De DiosMuestra

El comienzo del Salmo 8 es uno de los versículos más populares y citados con mayor frecuencia en todas las Escrituras sobre el esplendor del nombre de Dios:

Señor, Señor nuestro,

Cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra,

Que han mostrado tu esplendor sobre los cielos.

Salmo 8:1

Los nombres de Dios reflejan la majestad y la gloria que intrínsecamente descansan dentro de Él. Su nombre no es nada sin pura majestad. Descubrir y experimentar la manifestación de Sus nombres en su vida lo llevará directamente a la presencia de nuestro majestuoso Dios.

Mi esposa Lois y yo hicimos recientemente un viaje a Alaska con varios cientos de socios y partidarios del ministerio de nuestro ministerio de radio, The Urban Alternative. Alaska es uno de nuestros lugares favoritos para visitar, simplemente por su naturaleza relajante y belleza inspiradora.  Sin embargo, sucedió algo especial en este viaje. Nuestro guía de cruceros, que había hospedado más de 90 cruceros en la misma zona, nos dijo que nunca había visto un clima tan perfecto. Cada día, los cielos estaban claros y hermosos, dándonos múltiples oportunidades para maravillarnos con el esplendor de la creación.

De hecho, las cosas fueron tan perfectas que nuestro guía llamó a ese viaje el ‘Crucero Ateo’. Dijo: "Si alguien fuera ateo cuando subieron a este crucero, no podían serlo cuando terminó".

Este es el tipo de majestad de la que escribió David en el Salmo 8. Al igual que mi esposa y yo, David había quedado asombrado por el esplendor de la creación de Dios. Respondió reconociendo su propia pequeñez e insignificancia en comparación con la majestad del nombre de Dios expresado a través de la creación:

Cuando considero tus cielos, obra de tus dedos,

la luna y las estrellas que tú has ordenado;

¿Qué es el hombre para que piensas en él,

y el hijo de hombre para que lo cuides?

Salmo 8:3-4

Tenga en cuenta que no experimentará el poder de Sus nombres en su vida si tiene un sentido inflado de tu propio valor.

La majestad de Dios está reservada para aquellos que saben lo suficiente como para saber que no saben mucho de nada en todo. En otras palabras, no puede conocer el esplendor de los nombres de Dios hasta que no se familiarice con la pequeñez propia.