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¿Cómo Enfrentar El Duelo?Muestra

¿Cómo Enfrentar El Duelo?

DÍA 4 DE 5

¡Quita la amargura de tu corazón!


Hace algunos años conocí a una mujer con una necesidad muy grande en su corazón, yo la había visto algunas veces en la escuela de mi hijo, unos meses después dejé de verla y cuando nos volvimos a ver me comentó que estaba muy triste, su mamá tenía un mes de haber fallecido. Ella y su esposo habían hecho todo lo posible para que su mamá se recuperará, sin embargo, murió. 


Me contó que no podía superar esa pérdida, que sentía una culpa en su corazón y que estaba teniendo problemas en su matrimonio por este pesar. Ella se sentía muy mal, todos los días después de dejar a sus hijos a la escuela y regresar a su casa, al quedarse sola, lloraba con frecuencia, se acostaba donde su mamá durmió los últimos días, no tenía deseos de nada y sentía que estaba enfermando también. Después de escucharla, no pude decirle mucho, lo único que hice fue orar por ella, para que pudiera encontrar en Dios el consuelo que necesitaba en su corazón. Ese día ella entregó a Jesús su corazón y comenzó a asistir conmigo a las reuniones de mujeres. 


Cuando asistíamos a la iglesia, era ministrada a través de la alabanza y  sentía como su corazón se consolaba, una persona de la iglesia oró por ella y en sus palabras de oración, pidió que fuera consolada por Dios y que dejara de sentir culpa y olvidará los momentos más difíciles que pasó su mamá, que diera gracias a Dios por los años de vida de su mamá y que recordara solo los momentos felices que vivió junto a ella, está persona siguió asistiendo a la iglesia conmigo y se fortaleció en Dios a través de la oración y la lectura de la Biblia.  Gracias a Dios ahora ella y toda su familia aman y sirven a Dios, sin duda su encuentro con Jesús transformó su vida, fortaleció su corazón y encontró en Dios la ayuda que necesitaba para superar el luto. 




La Biblia nos cuenta de una mujer llamada Noemí, la cual, tuvo que salir de su tierra con su esposo y sus dos hijos para ir a Moab una tierra extranjera, ya que en Belén había una gran hambruna, al poco tiempo de llegar su esposo murió, sus hijos se habían casado en Moab, sin embargo, diez años después murieron en aquella tierra. Noemí al verse sola, sin esposo e hijos decidió regresar a Belén, Orfa una de sus nueras se despidió de su suegra y se fue, pero Rut no quiso dejarla. 


Noemí y Rut regresaron juntas a Belén, cuando la gente de Belén las vieron llegar  llamaron a Noemí por su nombre, ella al escucharles,  pidió que no la llamaran más Noemí, sino Mara, porque se encontraba en gran amargura. Noemí dijo: "Yo me fui llena, pero Jehová me ha vuelto con las manos vacías. ¿Por qué me llamaréis Noemí, ya que Jehová ha dado testimonio contra mí, y el Todopoderoso me ha afligido?".


La amargura es un sentimiento de angustia en el alma, es estar triste, desanimado y en desesperación, es sufrir una decepción y sentirse sin esperanza. Es como se siente el alma por circunstancias que nos sobrecogen y que no podemos cambiar, es tener una profunda tristeza y resentimiento acompañado de hostilidad e ira reprimida.


Lo peligroso de la amargura es que  otorga una mirada hacia la vida y hacia nuestro prójimo negativo concediendo maldad a cada cosa.




Sin duda este episodio es muy angustiante y difícil para una mujer que ha quedado  sola, sin familia, sin recursos y mayor de edad. Sin embargo en el libro de Rut, en los siguientes capítulos nos dice que Rut se encuentra con un hombre rico, pariente del esposo de Noemí, con el que se casa y las redime, de la unión de Booz y Rut nace Obed padre de Isaí y abuelo del rey David, del cual nace también Jesucristo. 


Dios tenía planes para la familia de Noemí, dice la escritura en el capítulo 4 que al redimir Booz a Rut y a Noemí,  todas las mujeres le decían: "Loado sea Jehová, que hizo que no te faltase hoy pariente, cuyo nombre será celebrado en Israel; el cual será restaurador de tu alma, y sustentará tu vejez; pues tu nuera, que te ama, lo ha dado a luz; y ella es de más valor para ti que siete hijos".


Dios restauró la vida de Noemí, el Señor le bendijo abundantemente, pero no sólo eso, el amor de la nuera de Noemí era muy grande, la mano de Dios estuvo sobre ella todo el tiempo. Dios usó a Rut para ayudar a sustentarla, y posteriormente para redimirle,  pero la pena y la angustia no dejaron ver a Noemí esa bendición, sin duda, Dios restituyó mucho a Noemí con la vida de Rut, Booz y su nieto Obed. 




Quizá te encuentres en una situación similar en este momento, has pensado que todo está perdido, que no hay nada más por hacer, quizá haya un sentimiento de amargura en tu corazón, te has culpado por la muerte de tu familiar.  Hoy te invito que mires a tu alrededor seguramente encontrarás en familiares, amigos y hermanos en Cristo tu bendición. No estás solo(a), la vida sigue y Dios puede restaurar muchas cosas con el amor y el cuidado de otras personas sobre tu vida. Dios tiene muchas bendiciones mas para ti, no permitas que la tristeza, el enojo y la amargura sigan dañando tu vida y quizá la de tu familia.




Oro para que Dios esté hablando a través de su Palabra, quite la amargura o el enojo que hubiera en tu corazón y te ayude a ver y recibir de sus bendiciones. Amén.




Día 3Día 5

Acerca de este Plan

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