¡Fortaleza ante el luto!

Como leíste en el segundo día, el luto es el proceso de adaptarse a la vida después de una pérdida. 

En la Biblia hay muchas historias donde hombres y mujeres de Dios pierden a algún familiar a causa de la muerte, en este día analizaremos dos casos:

1.- El primero se trata de Jacob padre de José, la historia nos dice que Jacob tenía 12 hijos, de los cuales amaba más a uno de ellos, a José, ya que lo había tenido en su vejez.  Los medios hermanos de José lo envidiaban por ser el preferido de Jacob y en una oportunidad lo vendieron como esclavo, José fue a parar a Egipto a los 17 años, a partir de esa edad no volvió a ver a su padre a quien él amaba. 

Después de 20 años José se reencuentra con sus hermanos, para este momento José era el segundo del faraón y administraba los bienes de Egipto. Sus hermanos llegaron a Egipto en busca de alimento ya que en toda la tierra había escasez, cuando José supo que su padre aún vivía lo mandó traer para que viviera en Egipto, en la tierra de Gosén, Jacob vivió con José algunos años más. Cuando Jacob murió dice la Escritura que los egipcios lo lloraron 70 días, pasando los días de luto lo sepultaron y José estuvo en duelo 7 días más.

2.- La segunda historia nos habla de Ezequiel, Ezequiel era un profeta de Dios, un día, Dios le habló las siguientes palabras dile a este pueblo "el día que quitaré el deseo de sus ojos y el deleite de su alma y sus hijos e hijas cayeren a espada, no harán luto, ni comerán pan de enlutado", esa palabra la recibió  y la habló Ezequiel por la mañana a todo el pueblo, en la tarde su esposa murió repentinamente, nos cuenta la historia que Ezequiel no tuvo duelo, ni hizo luto por su esposa, a la mañana siguiente él siguió profetizando de parte de Dios al pueblo.

En estos dos casos vemos dos tipos de luto, uno que duró 70 días y otro que no se hizo por mandato de Dios.

Cada persona tendrá un tiempo determinado de luto, sin lugar a dudas, sin embargo, el tiempo de luto no determina el amor que se le tuvo a la persona, no se trata de pensar que Ezequiel no quiso a su esposa por no guardar luto y que José amaba demasiado a su padre, sino más bien vemos a un Ezequiel  fortalecido en Dios, un hombre que vivió para agradar y obedecer a Dios.

Hace algún tiempo la pastora de la iglesia a la que asisto, nos habló de la pérdida de su mami, ella había sido madre y padre para sus hijos, ya que su papá los abandonó y  su mamá luchó por ellos, los sacó adelante, fue una mujer muy trabajadora y amorosa, por lo que, sus hijos la amaban mucho. La pastora nos contaba que cuando murió su mami y mientras su esposo se encargaba del papeleo, lo primero que hizo fue hablar con sus hermanos y  orar con ellos dando gracias a Dios por el tiempo que se las había prestado.  Después, les pidió a sus hermanos ir a sus casas a arreglarse y regresar por la tarde al servicio que se haría en la iglesia, les dijo que dejarán que Dios fuera su fortaleza en ese tiempo y que estuvieran alegres porque Dios había decidido llevársela. 

Estaban agradecidos con Dios por la vida de su mamá, por el tiempo que vivió y porque a pesar de que había muerto de cáncer y se había regado en su cuerpo, tuvo una muerte tranquila y no como la esperaban los médicos, trágica y dolorosa, ellos pudieron ver la mano de Dios sobre ella, los hermanos hicieron lo que les indicó su hermana y pastora.  Seguramente a ella le dolía tanto la partida de su mamá como a sus hermanos, pero mi pastora estaba convencida de algo, su mamá estaba descansando y había ganado la vida eterna. Su luto probablemente duró menos que el de sus hermanos, porque ella descansaba y se fortalecía en el Señor. Dios le dio un versículo bíblico que la fortaleció en este tiempo Santiago 1:2-4, además, siempre hubo alguien animando su corazón y dándole palabras de consuelo.

Si tú estás pasando por el luto y quizá sientas que no lo puedes superar o que estás desfalleciendo y  has caído en depresión, te invito a pedirle a Dios te fortalezca, te ayude a sanar tus emociones y te permita seguir adelante, solo Dios puede ayudarte a pasar por este momento tan difícil en la vida.