Según El Corazón De DiosMuestra

Desesperados por Dios

Con estas palabras, David expresa su profunda dependencia de Dios. «Inclina tu oído, Señor, y respóndeme, porque soy pobre y necesitado». ¿Qué? ¿David es pobre y necesitado? ¿No es David rico y poderoso más allá de las palabras? ¿No está David, rey de Israel, en la cima de la gloria de Israel? Sí, David es rey. Entonces, ¿cómo puede gritar: «Soy pobre y necesitado»? David se refiere a la pobreza espiritual, no a la pobreza financiera. Es la pobreza de espíritu. Esta es la primera bienaventuranza del Sermón del Monte: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos». Es la primera bienaventuranza porque es la más básica. Aquí comienza nuestra relación con Dios: con la dependencia, con la humildad, con nuestro profundo sentido de necesidad de Dios. David está diciendo: «Señor, cómo te necesito. Dependo totalmente de ti. Si no me liberas, no tengo ninguna posibilidad. Si no me rescatas, estoy hundido. Oh Dios, escucha mi oración. Escucha y responde». David está claramente desesperado por Dios. ¿Te sientes así? ¿Te sientes desesperado por Dios? ¿Alguna vez has tenido ganas de decir: «¡Señor, si no intervienes, estoy hundido!».

Jackson Senyonga es un pastor de Uganda que ha visto el avivamiento y la transformación en su país. En sus viajes a Estados Unidos, comentó: «Ustedes en Estados Unidos no están lo suficientemente desesperados. Son adictos a un espíritu de facilidad y comodidad». Oh Señor, ayúdanos a darnos cuenta de lo desesperados que estamos realmente.