Tu Historia De FeMuestra

En este punto, en el libro de Hebreos has estar pensando, ¡ok, lo entiendo! ¡Estamos bajo un nuevo pacto! ¡Fuera lo viejo y arriba lo nuevo! Y parece ser como si las cosas se repitieran innecesariamente. Pero es importante comprender que el autor está tomándose su tiempo para  atacar  cualquier  argumento  que  desmintieron  a  Jesús  como Mesías. Al atacar toda pregunta teológica que tenían los Hebreos en ese tiempo, el autor se estaba asegurando que no quedarán dudas de que Jesús era quien dijo ser. 

Como ya hemos dicho, bajo el viejo testamento, el pueblo de Dios tenía que apoyarse en sumos sacerdotes para que ellos intercedieran en su favor y pudieran limpiar sus pecados. Sin embargo, uno de los puntos más importantes del libro de Hebreos es que, bajo el nuevo pacto, Jesús se convierte en el único y sumo sacerdote que necesitamos.  Por ser el Hijo de Dios y no hay alguien mejor que Él. Jesus se convirtió en el sumo sacerdote y el único a quien nos debemos dirigir para obtener una relación con el Padre. 1 de Timoteo 2:5-6 lo ilustra perfectamente.

De nuevo, esto nos parece fácil de comprender, pero para los Hebreos del tiempo bíblico, se requerían credenciales. Ellos necesitaban saber que calificaba a Jesús para reemplazar a los sumos sacerdotes, los cuales eran prominentes y fundamentales para su fe. En ese tiempo, no cualquiera podía ser [sumo] sacerdote. Esto era un asunto familiar, específico de la tribu de Levi. Jesús no era Levita, él era descendiente de la tribu de Judá. Esto es importante porque el autor de Hebreos no solo está explicando la idea de que Jesús es el único sumo sacerdote bajo el nuevo pacto, él también necesita explicar por qué, si esto es así, Jesús no necesita cumplir con los requisitos básicos de esa posición.

¿La respuesta? ¡Jesús tenía un linaje superior! El no necesitaba ser un Levita, porque al no ser como los otros sumos sacerdotes, él probaba (una vez más) que EL ES mejor que los otros sumos sacerdotes. En vez de ser un sacerdote de la orden de los Levitas, Jesús es un sacerdote de la orden de Melquisedec.  Esto fue profetizado en el libro de los Salmos, el cual, hasta ahora, para muchos Hebreos no ha sido entendido o ignorado.  Como seguramente ya has leído, Melquisedec  fue  establecido  como  más  grande  que Abraham  (sacerdote Levita).   Aunque Melquisedec no cumplía con los requerimientos humanos del sacerdocio, la reverencia demostrada por el gran Patriarca Abraham actúa como una sombra de la historia de Jesús.   Los capítulos 7 y 8 de Hebreos nos dicen esencialmente que: Jesús no necesita ser un Sacerdote Levita, porque el viene de un linaje más excelente que ese de Levi. Considera el capítulo 7, versículos 15-18. 

Una vez más, al pueblo Hebreo se les pidió apartarse de sus tradiciones y aceptar algo mejor.  El sacerdocio Levita fue útil en su tiempo, pero no era suficiente para crear un sacerdocio permanente. Para poder ser lavados totalmente de nuestros pecados, necesitábamos un Sumo Sacerdote eterno, uno sin principio ni fin. Como está dicho en el capítulo 7: 26-28. 

Cuando ponemos nuestros pecados a los pies de Jesús, Él está con nosotros en el trono de la gracia, habiendo perdonado ya nuestros pecados y ayudándonos a obtener misericordia y gracia. Lo maravilloso de un sumo sacerdote, es que su propósito no es condenar a su pueblo, sino interceder por este. Más que un juez, el sumo sacerdote es un abogado. Alguien que se presenta delante de Dios y habla por ti. Eso es lo que Jesús hace por nosotros.  Así, no tenemos nada que temer cuando vamos al Padre a través de Jesús.  

Mientras meditas en la Escritura, pregúntate: 

¿Necesito que Jesús interceda por mí y mis pecados?

¿Hay pecados que me han causado dudar si puedo ser verdaderamente o no ser perdonado?

¿Cómo Hebreos, en los capítulos 7-8, me ayudan a comprender que Jesús  es capaz de salvar completamente sin importar que tan grande parezcan mis pecados?