Sendero De Esperanza a Través De Los SalmosMuestra

¡El mismo Dios que luchó por David, lucha por ti hoy!

“Él es mi escudo, el poder que me salva y mi lugar seguro”. Salmo 18:2b NTV

Querido(a) amigo (a), no tienes que ir a la guerra para sentirte atrapado en una batalla sin fin. Tal vez, hoy estés luchando por obtener un mejor puesto de trabajo o al menos uno. Quizás estés luchando por sostener un matrimonio que cada día parece que va cuesta abajo. O tal vez, estás luchando contra una enfermedad que parece imposible de superar.

Lo cierto es que hay momentos donde las batallas de la vida parecen insuperables y sentimos que no tenemos las fuerzas suficientes para vencerlas. David, el escritor de nuestro salmo del día, conocía muy bien este sentimiento. A lo largo de su vida luchó contra el gigante Goliat, el rey Saúl, los enemigos de Israel. Dios también lo libró de Absalón, de recaer en varias oportunidades y poder vencer muchas de sus pasiones pecaminosas. 

Razones de sobra tenía David para ver a Dios como su “roca, fortaleza, libertador, refugio, salvación y baluarte”. Al margen de que sus enemigos contaran con armas más sofisticadas, guerreros y riquezas para hacerle frente, David estaba absolutamente seguro de que Dios estaba a favor suyo. “Clamé al Señor, quien es digno de alabanza, y me salvó de mis enemigos.” Salmo 18:3 NTV

Ahora querido(a) amigo(a), el mismo Dios que luchó por David, luchará por ti, en tu angustia, en tu lucha de hoy, invoca su nombre. Él te escuchará y actuará a favor tuyo, extenderá Su mano y te rescatará. Ahora, en tu afán por superar el dolor, puede que no le escuches o veas actuar, pero créeme Él está para ti, tan solo haz todo lo que esté a tu alcance para permanecer en sus caminos y amar lo que Dios ama.