Sendero De Esperanza a Través De Los SalmosMuestra

La canción de los peregrinos

“A las montañas levanto mis ojos; ¿de dónde ha de venir mi ayuda? Mi ayuda proviene del Señor, creador del cielo y de la tierra”.  Salmo 121:1-2 NVI

Querido(a) lector(a), no sé si estarás de acuerdo conmigo con el siguiente pensamiento: Cuando los hijos son pequeños piensan que sus padres lo saben todo, en la adolescencia piensan que tal vez sabemos algo, en la juventud definitivamente creen que no sabemos nada, llegando a los treinta comienzan a creer que “de pronto” sabemos algo, pero definitivamente después de los cuarenta, quieren que estemos cerca de ellos para contar con nuestros consejos todo el tiempo”.

¡Gracias Dios, porque nunca superaremos nuestra necesidad de ayuda de nuestros padres, de la misma manera que nunca dejaremos de necesitar tu ayuda, guía y protección! 

El salmo 121 fue escrito para recordarles a los israelitas que la protección y cuidado de Dios, fueron constantes e infalibles durante todas sus épocas de peregrinación. Cada vez que subían al templo de Jerusalén, por más difícil y peligroso que fuesen “los caminos” y a pesar de encontrarse lejos de su lugar central de adoración, el peregrino estaba consciente del amor, bondad y cuidado de Su Señor.

Por más que los viajeros miraban a Jerusalén como su meta u objetivo, su confianza no estaba puesta en el lugar de adoración, sino en Dios quien se encontraba en el lugar de adoración, es por eso, por lo que al buscar ayuda frente a cualquier situación compleja durante el “viaje” ellos eran conscientes, al mirar las montañas que su ayuda vendría del Todopoderoso que hizo los cielos y la tierra. 

Lo maravilloso para nosotros hoy querido(a) amigo(a), es descubrir que las promesas de seguridad, protección, cuidado y acompañamiento, que contiene este salmo son tan verdaderas para los hijos de Dios hoy, como lo fueron, hace miles de años, para los peregrinos. 

El salmo termina con una hermosa promesa que valdría la pena guardar en nuestras mentes y corazones por siempre: El pueblo de Dios puede confiar en su poder de preservación en todas las actividades (entrada y salida) y en todo tiempo (desde ahora y para siempre) debido a que Dios nos llama a seguirlo y servirle de formas que no lo podremos lograr sin su ayuda. 

Oremos juntos: Gracias amado Dios y Padre Celestial porque con toda seguridad puedo encomendar mi lugar y situación a ti, estoy maravillado(a) de la complejidad y la profundidad de tu sabiduría, bondad y amor para conmigo. Gracias porque puedo confiar en ti para guiarme hacia el futuro, bien sea que tú quieras que marche o permanezca, descanso en ti Jesús. ¡Amén!