Encuentros Muestra

 Provoca tu Encuentro  

Hay encuentros casuales y otros encuentros que son provocados, este es el caso de esos encuentros que se provocan, pero no te dan lo que esperas, traspasan tus expectativas a tal punto que te quedas sin palabras, y tu mente ni siquiera logra acaparar lo que esto ha producido. 

Jairo jefe de la sinagoga, tal vez sin ninguna otra alternativa decide recorrer a Jesús y pedir que sane a su hija gravemente enferma, al avanzar y poco antes de llegar a la casa, alguien da una noticia inesperada, que hace que todo el panorama cambie, que hace aparentar que el encuentro con Jesús no surtió efecto. “Jairo, ya no molestes al maestro, tu hija ha muerto” en otras palabras, ese encuentro que creías sería tu solución solo se ha convertido en una pérdida de tiempo, déjalo ir, tal vez el maestro tenga cosas mucho más importantes que sanar a tu hija. Pero, aunque nosotros necesitamos un encuentro, Jesús QUIERE un encuentro con nosotros. Jesús quien está más interesado en este encuentro que el mismo Jairo, sigue intentando, y dice descuida, la niña no ha muerto solo duerme. 

Al entrar Jesús a la casa, manda a sacar a todo el mundo, y le dice a la niña: “¡Levántate!” dejando atónito no solo a Jairo, sino a todo el que le rodeaba. 

Quiero decirte algo, es necesario que provoques esa reunión con Jesús, muchas voces intentarán impedir que Jesús entre a tu casa, muchas voces que trataran de matar lo que más amas, voces que te llenaran de duda y desconcierto y harán morir tu fe. El maestro no se devolverá de la puerta, el entrará y hará resucitar todo aquello que está muerto.