Todo pasa por algoMuestra

Dios tiene un propósito para el dolor

¡Y pasó! Ocurrió aquello que no esperaba, aquello por lo que había orado y puesto mi fe para que no ocurriera. ¡Sucedió! ¿Cómo pudo ser? ¿En qué falle? ¿Oré poco? ¿Tuve poca fe? Tal vez escuché mal al Señor. ¿En qué momento perdí el norte? Mil preguntas retumbaban en mi interior al recibir la noticia de que el fallo del juez había sido en mi contra. Ahí mismo, con el papel en mi mano, corrían lágrimas por mis mejillas y no podía creer lo que mis ojos veían. ¿Señor… por qué? ¿Qué hice mal? 

Días antes oraba y le pedía al Señor me protegiera de los enemigos que confabulaban en mi contra. Sabía que se estaban creando pruebas falsas en mi contra, lo sentía. Lo único que podía hacer era orar, clamar a Dios por ayuda porque Él no me defraudará. Meditaba en Isaías 54: 15, 17: “Si alguno conspirare contra ti, lo hará sin mí; el que contra ti conspirare, delante de ti caerá…. Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Ésta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mi vendrá, dijo Jehová”. A medida que oraba y meditaba en la Palabra de Dios, mi fe crecía, me sentía fortalecida y completamente confiada en que Dios me respaldaría y avergonzaría a mis enemigos. ¿Qué más podía hacer? ¡Mis enemigos eran más poderosos que yo, la pelea era injusta, pero yo tenía a Dios, que es mi protector y guía!

Ya en mi casa, volví a sacar ese papel que con cada letra me golpeaba con una voz que decía: “Fracasaste! Todo lo que creías era mentira… nada de lo que pensaste fue verdad… hiciste todo mal… Dios te debe estar castigando, claro… piensa en todos los errores que cometiste”. Fui muy tentada a culpar a Dios, pero no podía hacerlo.

Pero un momento, incluso cuando hayas hecho todo bien y hayas tenido toda la fe en Dios para creer en tu milagro, puede ocurrir lo contrario y aun así estar todo bien. Si te mantienes en fe a pesar de las circunstancias adversas que tus ojos vean, ¡Dios puede volcar todo a tu favor! (Romanos 8:28). Es muy fácil caer en la tristeza y la frustración, tratando de culpar a alguien por lo sucedido; pero detente, ¿no sabes que Dios es más poderoso que esa sentencia en contra? Si no dejas de creer, se multiplicará el resultado positivo para tu bien. 

Dios levantó a gigantes a mi favor, su gracia hizo que autoridades poderosas se enteraran del agravio que me habían hecho y pelearan por mí. Ellas revirtieron todo lo hecho en mi contra, se evidenció la verdad como una luz que resplandece en la oscuridad y nadie pudo cubrirla. Fui puesta en un lugar más alto y con doble honra. Resultado: ¡Dios me dio la victoria! Te animo a levantarte en fe, sean cuales sean tus circunstancias, declárate ser una persona cautiva de la esperanza sabiendo que todo será para tu bien y además de tener la victoria, tendrás una fe madura y dispuesta a voltear muros y derribar montañas en Cristo Jesús para futuras peleas.

Stephanie Bellot Kalteis
Misiones digitales YVT - Jazôn