ContraatacaMuestra

Otro cambio que debe suceder en nosotros si vamos a pelear victoriosos es en el área del dar. Israel nos sirve como un buen ejemplo. Lo que ellos atravesaron físicamente, nosotros lo atravesamos espiritualmente. Tras dejar Egipto, los israelitas recibieron de los egipcios regalos valiosos, tesoros y riquezas. Eso fue genial. Pero cuando entraron en la Tierra Prometida, lo primero que Dios le pidió hacer a Su gente fue entregarle la ciudad de Jericó completa y absolutamente todo en ella. Él quería que la primera conquista le perteneciera por completo. 

La mentalidad de esclavo tiene miedo de dar; vive de obtener. Dios quería romper ese pensamiento de pobreza al enseñarle a Sus hijos a ejercitar la práctica de la generosidad. La pobreza se prolonga en el miedo: la provisión opera por fe. 

Se necesita fe para darle a Dios completa la "ciudad de Jericó". Tú das la pelea pero te quedas con nada. Nuestra mente carnal grita: "¡Eso no es justo!". La codicia en nosotros grita: "¡Es mío!". Lo mundano reclama: "Yo lo merezco; trabajé muy duro por esto". Una persona que es esclava de Mamón (el falso dios de la codicia) se vuelve loco con la idea de la generosidad extravagante. 

No puedes estar en potestad si eres esclavo de tus posesiones, riquezas y cosas.

El indicador principal de que el dinero es tu dueño es tu resistencia a obedecer a Dios con él. Es casi como que Dios estaba tratando de liberar a los israelitas de la mentalidad de esclavitud. Estaba rompiendo la mentalidad "de víctima". Su mentalidad estaba siendo remoldeada a un pensamiento de gente próspera. Se volvieron generosos antes de volverse ricos. Fueron victoriosos antes de ganar la batalla. Eso es fe.

En el desierto, los ex esclavos usaron los tesoros que trajeron de Egipto para construir un becerro de oro para alabarlo, pero en la Tierra Prometida, dieron una ciudad entera al Creador. No se trata de dinero: se trata de tu actitud. La codicia es el esclavo del miedo; la generosidad es la marca distintiva de los soldados espirituales. Una de las formas en que la potestad funciona se demuestra en la manera en que manejamos las finanzas. No podemos caminar en potestad si somos esclavos del espíritu codicioso de Mamón. Punto. 

Caminar en potestad es más que reprender al diablo. Es dar tu ingreso al Señor como una forma de honrarle. Cuando le das tu ingreso, le estás dando de ti, quién ganó el ingreso.