ContraatacaMuestra

Miremos a esta transición de cerca. Este cambio de liberación a dominio no fue fácil para los hijos de Israel porque Moisés, quien les había traído liberación, estaba muerto. El maná, que los había sustentado en el desierto, se acabó. 

Para la liberación, confiamos en un "Moisés" o un ministro, pero para ejercitar nuestro dominio, tenemos que confiar en el Espíritu Santo. No puedes permitir que la ausencia de Moisés sacuda tu fe. La eliminación de Moisés es un signo de que Dios te está desarrollando para convertirte en Su guerrero. De hecho, no puedes caminar en victoria si siempre confías en tu ministro o líder que te ayuda a liberarte. La liberación ocurrió solamente porque alguien más cargó la unción. Pero ahora no puedes caminar exitosamente en dominio por tu "tierra prometida" pidiendo prestado de otro la relación con Dios. Tienes que poner esa arca de la alianza sobre tus propios hombros. Desarrolla tus propios momentos de oración y ayuno. Ve a tu lugar secreto y descubre la intimidad con el Espíritu Santo. 

Nadie puede entrar a la tierra prometida con la unción de Moisés. Puedes salir de Egipto así, pero vivir tu propia "Tierra Prometida" o destino no ocurrirá de esa forma. Si confiar en hombres de Dios te permitió salir de Egipto, eso no funcionará en la próxima estación de tu vida. Una mentalidad de dominio saludable requiere que confies no en un hombre sino en el Espíritu Santo. 

Cuando Jesús estaba en la tierra, la unción de Dios descansaba en Él. Entonces, Él prometió que el Espíritu Santo descansaría sobre tu cuerpo, la iglesia, que entró a su tierra prometida cuando el Espíritu Santo descendió sobre todos los 120 discípulos presentes en el Aposento Alto no solo sobre los apóstoles o profetas pero sobre cada discípulo de Jesús. Sin una relación personal con el Espíritu Santo, no hay dominio. El Espíritu Santo es el arca de la alianza y es tiempo de llevarla a donde quiera que vayas. Debes darte cuenta que el Espíritu Santo desea tener una relación contigo, entonces habla con Él, camina con Él y obedece Su voz. Si la vida en esclavitud fue el resultado de estar llenos de demonios, entonces la vida de dominio es el resultado de estar lleno del Espíritu Santo.

Contraatacar es diferente que recibir la libertad. En libertad, alguien más te ayudó a ser libre, el Moisés que Dios usó. Pero en la pelea, debes desarrollar tu propia relación personal con el Espíritu Santo.