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Fight Back

DÍA 2 DE 10

En lugar de movernos de liberación en liberación, Dios pretendía que nos moviéramos de la liberación hacia la potestad. Tomemos a Israel como ejemplo. Dios no planeó que ellos volvieran a Egipto por mayor liberación luego que las cosas se volvieron difíciles en el desierto. En cambio, guiados por la nube de día y por el fuego de noche, Dios esperaba que siguieran adelante para convertirse en valientes soldados. Dios no solamente estaba sacando a los esclavos de la tierra del cautiverio, sino que los estaba guiando a conquistar la Tierra Prometida. Israel estuvo tentado a regresar a Egipto muchas veces. Hablaron acerca de ello, se quejaron e incluso amenazaron a Dios y a Moisés de hacerlo. Por momentos, la vida en cautiverio parecía mejor que la vida en libertad en el desierto. No lograron comprender que aunque la libertad es gratuita, aprender a caminar en victoria toma tiempo, esfuerzo, ajuste y entrenamiento.



El plan de Dios de sacar a Israel de Egipto no era el objetivo final. Era solamente el medio hacia el objetivo. El objetivo era que tomaran posesión de la tierra prometida; Dios no se las dio solamente. En Egipto, recibieron liberación haciendo muy poco, pero en la Tierra Prometida, debieron pelear para tomar posesión y conservar lo que les fue prometido. De hecho, los hijos de Israel solamente poseyeron por lo que pelearon, no lo que desearon o esperaron. Lo que fue real para ellos es real para nosotros hoy en día. Dios nos liberta del cruel faraón pero espera que conquistemos a los terribles filisteos. La Tierra Prometida era diferente de Egipto. Los israelitas fueron libertados de Egipto, pero la Tierra Prometida requería la toma de potestad. Eso fue lo que Israel hizo y eso es lo que nosotros debemos aprender a hacer también.



Las batallas no son lo mismo que la cautividad. Participar de la batalla es el privilegio designado para las personas libres. La cautividad es mala; las batallas son buenas. Son la clave para el avance. Es tiempo de pasar de la libertad a la batalla. Dios nos ha liberado del pecado pero no de la guerra. 



Cuando eres salvado y libertado, las batallas no paran. De hecho, de alguna manera, apenas empiezan. En la liberación, Dios trabaja por ti, pero en la potestad, trabaja a través de ti. Dios no te liberta de las batallas, pero te entrena para ellas. Por la cruz, no peleamos por la victoria; peleamos de victoria en victoria. Nos guste o no, debemos pelear.


Día 1Día 3

Acerca de este Plan

Fight Back

Tenemos aún muchas batallas por pelear, pero no para obtener la victoria; peleamos desde la victoria ya alcanzada en la cruz. Hay ciertos enemigos de quienes Dios te libra, pero hay otros enemigos sobre los cuales Dios t...

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Queremos agradecer a Vladimir Savchuk por brindarnos este Plan. Para más información, por favor visita: http://www.vladimirsavchuk.com

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