Esperar a DiosMuestra

Si estamos a la expectativa que Dios aparezca, no deberíamos estar sorprendidos cuando lo haga, ¿verdad? ¿Qué estás esperando?

Dios nos dice en las Escrituras que si queremos que Él conteste nuestras oraciones, debemos esperar una respuesta.

Los versículos de David a lo largo de la Biblia están llenos de expectación. Él escribe, "Por la mañana, Señor, escuchas mi clamor; por la mañana te presento mis ruegos, y quedo a la espera de tu respuesta." (Salmo 5:3 NVI) Y en el Salmo 27:14 (AMP), David nos urge: "Espera y ten esperanza y espera al Señor." 

Muchos salmos comienzan con el salmista clamando a Dios con desesperación y sin esperanzas. Pero a menudo, al final del salmo, el autor alaba y agradece al Señor de antemano por todo lo que hará por él. 

Entonces, ¿qué sucedió en esos versículos intermedios? El salmista eligió esperar que Dios actuara a su favor. Por un acto de su voluntad, él tomó la decisión de tomar su posición con audaz expectativa. 

Un buen ejemplo de esto está en el Salmo 42: 9-10 (NTV) 

“¡Oh Dios, roca mía! —clamo—, ¿por qué me has olvidado? ¿Por qué tengo que andar angustiado, oprimido por mis enemigos? Sus insultos me parten los huesos. Se burlan diciendo: «¿Dónde está ese Dios tuyo?»”

Pero el siguiente, y último, versículo dice: "¿Por qué estoy desanimado? ¿Por qué está tan triste mi corazón? ¡Pondré mi esperanza en Dios! Nuevamente lo alabaré, ¡mi Salvador y mi Dios!”

Si oras con expectativa, Dios lo honrará. Tener una actitud de expectación producirá una paz y un gozo en nuestro corazón que de otra manera no tendríamos. Un antídoto para el miedo y la desesperación es esperar a que Dios actúe a nuestro favor.

¿Qué esperas de Dios? ¿Qué esperas que Él haga en tu vida? Si Dios te ha sanado de enfermedades antes, ¿no crees que lo volverá a hacer? 

Dios es bueno y fiel, por eso espero su bondad y fidelidad. Su palabra dice que no nos dejará ni nos abandonará, así que tengo la expectativa que Él estará ahí para mí. 

¿Con qué has estado soñando? ¿Por qué has estado orando? ¿Creyendo? No te rindas ahora. ¡Sigue soñando! ¡Sigue orando! ¡Sigue creyendo! ¡Espera en Dios y deja entrar la esperanza!

Si te gustó este plan de lectura, te animo a profundizar más en este tema, en mi nuevo libro Espera en Dios: Qué Hacer cuando tu problema está ocultando tu promesa.