[Serie Certeza en la incertidumbre] Certeza en la incertidumbreMuestra

Jesus es mi fortaleza

En estos días, gracias a las vívidas descripciones que se encuentran en el Salmo 46, hemos hecho nuestro recorrido y descubrimos que, aunque estemos rodeados de incertidumbre, podemos aprender a poner nuestra confianza en Dios y experimentar la paz que se halla solo en Él. El salmista describe amenazas tangibles que ponen en peligro su vida; parece como si la propia naturaleza se rebelará contra él: la tierra tiembla bajo sus pies, y lo que antes era estable se está volviendo inestable. Su elección es ejemplar... decide no temer. En su lugar, elige adorar a Dios y declarar que Él es su roca, su refugio y su fortaleza. 

El orden a través del cual el poeta describe a Dios es una elección interesante:

1. Dios es mi roca (estabilidad, fundamento)

2. Dios es mi refugio (amparo, protección)

3. Dios es mi fortaleza (fuerza, energía, capacidad de desarrollo del carácter en medio de las dificultades).

En tiempos de estrés, las malas noticias, las decepciones, el miedo y la ansiedad, roban y debilitan nuestra fuerza. Cuando nos enfrentamos a dificultades como no tener un ascenso laboral, no tener vacaciones, problemas financieros, no tener el baile de graduación, aislamiento y amenazas a la salud, por nombrar algunas, la decepción llama a nuestra puerta. La impaciencia que nace del incierto retorno a la "vida normal" nos drena de nuestra energía y nos roba la fuerza y la alegría. Si permitimos que estos sentimientos nos dominen, pronto nos enfadaremos y frustraremos.

¿Qué te está robando la alegría y la fuerza? ¿Son los conflictos relacionales? ¿Educar a tus hijos en casa pone a prueba tu paciencia o señala la absoluta falta de ella? Mi querido hermano o hermana, si permites que Dios trabaje en ti en este momento difícil, saldrás de él depurado, cambiado para siempre, lleno de fe, paciencia y fuerza.

No desperdicies esta prueba, concéntrate en la oración y medita en Quién es Dios y en lo que ha hecho por ti. Recuerda que el poder de Dios se perfecciona en la debilidad (2 Corintios 12:9-11). Sólo cuando reconocemos que necesitamos crecer en un área específica de nuestras vidas le pediremos a Dios que nos ayude e intervenga en nuestro favor.

Declara

Jesús, Tú eres mi fuerza. Sé que no soy perfecto y que, a veces, me impaciento cuando mi fe se pone a prueba, pero no temeré y no permitiré que mis sentimientos me roben la alegría que se encuentra en ti. Confío en que me darás toda la fuerza que necesito para salir de la incertidumbre lleno de certeza.