[Serie Certeza en la incertidumbre] Certeza en la incertidumbreMuestra

Jesús es mi amparo

Vivimos en una época en la que todo es diferente de lo que era antes. Aquellas cosas que considerábamos ciertas se revelan como inciertas. ¿Cómo podemos sentirnos seguros cuando todo nuestro mundo está siendo sacudido?

En el Salmo 46, uno de los hijos de Coré presenta una situación similar a la que ocurre en nuestro tiempo. Utilizando un lenguaje poético, describe una situación aterradora: la tierra está siendo removida, las montañas están siendo llevadas al mar, el agua está rugiendo y las montañas están temblando. A pesar de todo, decide no temer. No se rinde ante ese feo monstruo que surge cuando olvidamos Quién es Dios. En su lugar, declara: “Dios es mi refugio... nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” (versículo 1) RVR1960. 

Cuando encontramos la palabra "amparo o refugio" en el Antiguo Testamento, a menudo, se utiliza en el contexto de una amenaza... algo peligroso que ocurre a nuestro alrededor. A veces la amenaza es física, otras veces es espiritual. No podemos evitar lo que está sucediendo a nuestro alrededor, pero como el salmista, podemos buscar refugio de ellos. 

Dios ofrece amparo, pero tú tienes que tomarlo. La acción implica confiar en la fuente de refugio para recibir sus beneficios. Dios quiere que disfrutemos del beneficio de ser Sus hijos amados. Esta sensación de seguridad que proviene de la realización de Su presencia dentro de nosotros da como resultado paz y alegría. Nos llena de una certeza indescriptible en medio de la incertidumbre.

¿Quién es la fuente de tu seguridad? ¿Quién te hace sentir seguro, protegido? ¿Quién es la única persona en todo el universo que realmente tiene todo bajo control y el poder de protegerte? Su nombre es Jesús. En el Salmo 118, versículo 8 y 9, leemos: “Mejor es confiar en Jehová que confiar en el hombre. Mejor es confiar en Jehová que confiar en príncipes”. 

Pon tu confianza en la máxima fuente de vida, protección, certeza y amor. Nada ni nadie en este mundo te dará verdadera seguridad. Jesús es la única fuente real de certeza en medio de la incertidumbre.

Declara

¡Jesús, tú eres mi Refugio! En ti, encuentro seguridad en medio de la incertidumbre. Hoy, elijo refugiarme en ti y solo en ti. Tengo esta seguridad: Tú eres mi protección, mi proveedor, mi Dios. Por lo tanto, ¡no temeré!