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[Serie Globos Amarillos] La receta para la victoria

DÍA 5 DE 7

Un transplante


Nuestra correcta posición ante Dios es el resultado del sacrificio de Jesús. La única razón por la que podemos ir con audacia al trono de la gracia en tiempos de necesidad (Hebreos 4:16) es por Él. Nuestra relación con Dios fue posible gracias a Jesús. La Biblia también dice que Jesús es el Verbo (Juan 1:1) y que la Palabra de Dios es viva y poderosa, y discierne los pensamientos e intenciones del corazón (Hebreos 4:12).


Dios nos conoce muy bien, íntimamente, no hay ninguna criatura que se oculte a su vista, pero todas las cosas están desnudas y abiertas a sus ojos, y un día, todos le rendiremos cuentas (Hebreos 4:13). Por esta razón, no podemos permitirnos ir por la vida sin examinarnos a nosotros mismos o a nuestra forma de pensar. Todo aquello con lo que alimentemos nuestras mentes, en algún momento, dará nacimiento a una acción.


David lo entendió bien cuando dijo: “¡Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón! ¡Pruébame y conoce los pensamientos que me inquietan” (Salmo 139:23 NTV). Las tentaciones no vienen de las pruebas. Las tentaciones vienen de dentro. Santiago nos dice que primero, nuestra lujuria es concebida dentro de nuestros corazones. La lujuria entonces da a luz al pecado, y luego, cuando el pecado crece, resulta en muerte (Santiago 1:14-15). La Separación. La separación más trágica toma lugar cuando nos separamos de la vida que podríamos estar viviendo.


¿Cuál es la solución? La solución no está en reformar nuestro antiguo yo. La cura viene de un trasplante. Como con cualquier trasplante, el primer paso es dejar de lado lo viejo. Santiago nos dice que dejemos de lado nuestra maldad interior. Que la saquemos del camino. Hacerla inoperante. Dile a lo viejo, a nuestra carne: “No, gracias”. En su lugar, implantar la Palabra de Dios, Su perspectiva de nuestro mejor interés y cómo podemos vencer en la vida.


Al igual que un trasplante de corazón salva la vida de alguien a quien no le funciona el corazón, implantar la Palabra nos salva la vida. La palabra traducida "alma" es la palabra griega “psuche”. Vivir bajo el control de las pasiones de nuestro yo muerto es vivir como un zombi. 


Trasplantar la Palabra de Dios en nuestros corazones nos libera para convertirnos en todo lo que podemos ser y para enfrentarnos a cada circunstancia como campeones, ganando el oro de la vida al vivir en la sabiduría divina. Escuchar a los demás nos entrena para escuchar a Dios. Escuchar a Dios nos da un trasplante de vida. Alimenta tu mente con la Palabra de Dios que da vida. ¡En lugar de dar a luz a obras mortales, te convertirás en un hacedor de la Palabra de Dios!

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Acerca de este Plan

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Nos gustaría agradecer a Grace School of Theology por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://trueservantleadership.com/

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