Sobrevivir al dolor: devociones para padres en dueloMuestra

¿Te estás sintiendo como si no pudieras sobrevivir sin tu hijo? Yo también lo hice. Enterrar a tu hijo, mirar a tu futuro sin tu hijo, es demasiado para tolerar, ¿cierto? Sí, lo es. Probablemente te estás preguntando cómo un Dios bueno y amoroso puede permitir esto en tu vida. Yo también quería esta respuesta. Pero por ahora, no hay respuestas. Sólo llanto y dolor insoportable. 

Entonces, ¿cómo sobreviví el dolor de perder a un hijo? Clamé a Dios. Honestamente, es más preciso decir que grité y zapateé, demandando que Dios me respondiera de alguna manera. Quería saber que Él realmente existía. Mi mente necesitaba prueba de que Él se interesaba por mí. No conocía a Dios cuando perdimos a nuestro hijo Austin, pero llegué a conocerlo en el oscuro y profundo foso del dolor. Fue ahí cuando finalmente fui capaz de verlo a Él y sentir Su amor por mí. 

Hoy, empieza dejando salir tus emociones. Dirige tu dolor hacia Dios, no lejos de Él. Déjalo escuchar los clamores de tu corazón. Recuerda... responder a los clamores de la gente en la Tierra es una de Sus especialidades. A través de la Biblia, vemos un patrón de Dios respondiendo a gente que clama a Él. El Salmo 34:18 se convirtió en mi salvavidas para sobrevivir el dolor de perder a Austin: 

“Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón, y salva a los abatidos de espíritu.” (Salmo 34:18, LBLA). 

Está bien pedirle a Dios que cumpla estas promesas para ti. Su esencia es guardar Su palabra. Así que procede y clama (o grita y zapatea, como yo). Algo como esto:

 “Dios, dijiste que ibas a estar cerca de los quebrantados de corazón, y mi corazón está destrozado en pequeños pedazos. ¿Dónde estás? Permíteme sentir que estás cerca mío; hazte tangible para mí, por favor. Señor, Tú prometiste salvar a aquellos abatidos de espíritu, y yovestoy completamente abatido ahora mismo. Rescátame de este dolor, sálvame de ser aplastado bajo el peso de este dolor. ¡Ayúdame, Dios!". 

Para otro ejemplo de cómo clamar a Dios en tu hora más oscura, lee el Salmo 18 y oye cómo Dios respondió al clamor del corazón de David. Cuando leas el Salmo 18, considera al dolor tu enemigo y oye cómo el Señor te liberará.