La vida sobrenaturalMuestra

Viviendo intencionalmente, abrazando lo sobrenatural

Abrazar la realidad sobrenatural del mundo espiritual de la Biblia es esencial para entenderla. Explica por qué el pecado de idolatría no es simplemente como otro pecado. Es el pecado. Israel fue creado para ser fiel a Dios; en cambio, cuando se volvió a otros dioses fue enviado al exilio, abandonado como las demás naciones.

Esta es una razón principal por la que la salvación en la Biblia siempre es descrita en términos de fe.
A fin de cuentas, Dios no está buscando el mejor comportamiento. Él busca fe—para creer fielmente. Cuando elegimos alinear nuestros corazones con el Dios de dioses, Él nos salva. Cuando elegimos otro, estamos sembrando lo que un día cosecharemos.

Hoy para nosotros, creer fielmente significa abrazar lo que Jesús hizo en la cruz, porque Él era Dios en [the] carne. Nuestra moral y comportamiento (nuestro trabajo) no son convertirnos lo suficientemente fieles para que Dios nos abrace. Seguimos Sus preceptos porque ya lo hemos elegido. Y Sus preceptos nos guiarán a nuestra felicidad y satisfacción porque nos conducen, lejos de destruirnos a nostros mismos y a otros. Nos dan un destello de vida en armonía con Dios y el resto de Su familia—nuestra familia—vistos y no vistos, en Su reino, el nuevo Edén .

Ser parte de la familia de Dios tiene solo una condición: fe inquebrantable en el Dios de dioses, a través de la persona de Jesucristo. Esta pertenencia no solo otorga privilegios maravillosos, nos provee con un claro propósito en nuestra vida. Los miembros de la familia de Dios tienen una misión: ser los agentes de Dios restaurando Su reino en la tierra y aumentando los miembros de Su familia. Somos el medio de Dios para impulsar el gran giro que comenzó en Hechos 2, el nacimiento de la Iglesia, el cuerpo de Cristo, hasta el día en el que el Señor regrese. Así como la maldad fue esparcida como un contagio mediante la humanidad, después del fracaso de primer Edén. Así el Evangelio se esparce como antidoto mediante el mismo portador infectado. Somos portadores de la verdad sobre el Dios de dioses, Su amor por todas las naciones, y Su deseo inalterable de morar con Su familia en la tierra que Él quiso desde su creación. El Edén vivirá nuevamente.

Es un hecho científico que los continentes de nuestro mundo se alejan cada año. Pero el curso de esta “deriva continental” es indetectable para los sentidos humanos. Solo sabemos que sucede por las observaciones que podemos hacer después de que ocurre. Igualmente, gradual y constante, es el avance del Reino de Dios. No podemos percibir a simple vista como cada día disminuyen los dominios de otros dioses, el poder de las tinieblas, o como el Evangelio libera, uno por uno, a aquellos que están reprimidos bajo estos dominios. Pero es una certeza imperceptible.

El secreto para plasmarnos en esta imagen es comprender firmemente que Dios continua trabajando en Su plan, aún cuando no podemos verlo. No podemos afirmar genuinamente que creemos en lo invisible, en el mundo sobrenatural, sin creer que la previsión inteligente de Dios está activa en nuestras vidas y los asuntos de la historia humana. Dios quiere que vivamos intencionalmente​—creyendo que Su mano invisible y los agentes invisibles fieles a Él y a nosotros (Hebrews 1:14) están comprometidos a nuestras circunstancias. Así, juntos, el objetivo de Dios de un Edén global se mueve imparablemente hacia adelante.

Cada uno de nosotros somos vitales para el camino de alguien más hacia el Reino y la defensa de este. Cada día se nos permite estar en contacto con personas bajo el dominio de las tinieblas y oportunidades de alentarnos unos a otros en la ardua tarea de cumplir nuestro propósito en un mundo imperfecto. Todo lo que hacemos y decimos importa, aunque, quizá, no sepamos por qué o cómo. Pero nuestro trabajo no es ver—es hacer. Caminar por fe no es algo pasivo—es intencional.