Afirmación: ¿Dios o yo? por Robin MeadowsMuestra

AUTOAFIRMACIÓN:

“Para cuidar a los demás, primero necesito cuidarme a mí mismo”.

Esta es una declaración engañosa porque suena muy bien. Sin embargo, ¿las Escrituras realmente lo respaldan?

Esta mentalidad se reduce a una cuestión de postura del corazón. Simplemente, ¿estamos más centrados en nosotros mismos o en los demás?

Muchas de las palabras de Jesús se refieren a dar, sacrificar y negarnos a nosotros mismos. Pablo habla de considerar a los demás como más importantes que nosotros mismos. Jesús quitó todo pensamiento de sí mismo.

“Sino que se despojó de su grandeza, asumió la condición de siervo y se hizo semejante a los humanos. Y asumida la condición humana" Filipenses 2:7 BLP

El amor de Dios se trata de sacrificio propio. Siempre dando. Siempre.

Lo sé. No suena agradable. Va en contra de nuestra naturaleza humana.

"Pero, ¿qué pasa cuando estamos agotados, cuando nuestro tanque está vacío, cuando no tenemos nada más para dar?", preguntarás.

Este lugar cansado y agotado es dónde nuestro enemigo se encuentra con nosotros. Es cuando somos más vulnerables a las malas decisiones, las palabras duras y otros pecados.

Pero estar vacío es una mentira. ¡Cansado, sí! ¿Abrumado? Por supuesto. ¡Pero nunca vacío! Somos conductos de Su Amor y Vida que rebosan y siempre fluyen. ¡Su abundancia nunca se acaba! Él no viene como un goteo. ¡No! Viene como las Cataratas del Niágara que brotan de suficiente, de más, de misericordia y gracia generosas. La Fuente nunca se apaga.

Jesús a menudo se escapaba de la multitud para orar (Lucas 5:16). Se cansó (Marcos 4:38). Sin embargo, la mayoría de las veces las multitudes lo seguían. En lugar de despedir a las multitudes, las alimentó porque Su compasión por los demás siempre estuvo por encima de sus propias necesidades. Conociendo la fuente de Sus habilidades, descansó y permaneció en la fuerza de Su Padre, especialmente cuando no podía escapar.

Cuando nos sentimos agotados por ministrar y cuidar a los demás, tal vez se deba a que nos hemos olvidado de morar en Su presencia, de permanecer en Él y con Él. Cuando estamos cansados podemos necesitar una siesta. O tal vez necesitamos acercarnos a Él y descansar bajo Su cuidado.

Esto es algo que tenemos que practicar y se nos darán muchas oportunidades. El mejor cuidado que podemos darnos a nosotros mismos es aprender a alinearnos y permanecer en Él. A medida que nos apoyamos en Él y confiamos en Su fuerza, nuestros débiles músculos espirituales se desarrollarán en fuertes brazos de misericordia y gracia para los demás, incluso cuando estemos cansados.

"No hagáis nada por egoísmo o vanagloria; al contrario, sed humildes y considerad que los demás son mejores que vosotros" Filipenses 2:3 BLP

AFIRMACIÓN DE DIOS:

“Todavía puedo amar y cuidar a los demás incluso cuando estoy cansado, porque Él es mi Fuente constante”.