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[Serie Dichosos los que sufren] Superar el duelo

DÍA 7 DE 7

  


El guardavidas: el Espíritu Santo


Surfeando las olas de la vida, puede ser que te halles en medio de una tormenta. Las olas se suceden a una velocidad y con un ímpetu tal, que a duras penas llegas a respirar. Subir a la tabla se vuelve casi imposible, y lo único que llegas a hacer en esos momentos es pedir ayuda. El guardavidas corre a tu rescate y te lleva a tierra firme. 


En la lectura de hoy, el salmista nos cuenta su experiencia, clama al Señor, le pide misericordia, que le responda pronto. Se encuentra totalmente deprimido, y no importa hacia donde mire, no hay nadie que lo ayude, que se preocupe por él. Nadie viene en su ayuda. 


Te animo a que hoy mires hacia la costa, mires al cielo y clames a tu guardavidas; el Espíritu Santo. La Palabra de Dios nos recuerda que el Espíritu Santo nos ayuda a orar aun cuando no sepamos por qué ni cómo orar. Él nos ayuda en nuestra debilidad. Cuando no sabemos orar como es debido, es el Espíritu Santo quien ruega a Dios por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. 


Reflexiona: ¿Te encuentras, al igual que el salmista, pidiendo ayuda y misericordia delante de Dios? ¿Estás exponiendo tu queja delante del Señor? ¿Te sientes abandonado/a? ¿Descuidado/a?


Diario de apuntes: ¿Cuáles son los sentimientos que en este momento vienen a tu mente? ¿Puedes reconocerlos? ¿Cuál es tu queja? ¿Qué pensamientos te abruman? 


Palabra de consuelo del día: ¿Te faltan las palabras? ¿Quieres orar pero no sabes qué decir? El Espíritu Santo intercederá por ti aunque no tengas palabras. Dios examina los corazones, y sabe qué es lo que el Espíritu Santo quiere decir, él ruega conforme a la voluntad de Dios. Puedes quedarte tranquilo/a porque él sabrá como guardar tu vida en oración. El Espíritu Santo rogará por ti delante de Dios. 


Oremos juntos:


Padre Celestial, cuando el enojo me golpea; te ruego que seas mi refugio, mi roca protectora, la fortaleza de mi salvación. 


Cuando la amargura me invada, declararé que eres mi redentor. Así como ayudaste a Noemí y a Rut, y cambiaste la amargura por gozo; sé que aunque ahora me parezca lejano, un día mi lamento será cambiado en gozo. Me alegraré en tu salvación, me alegraré porque tú eres mi Salvador.


En medio de pruebas y dificultades económicas; declaro que eres mi pastor, que nada me faltará. Dejo mi carga y el peso de la incertidumbre de lo que vendrá en tus manos Señor. No me inquietaré por nada, presentaré mi súplica y petición delante de ti Señor.


Aunque hoy no tenga respuestas y el futuro me parezca incierto, recuerdo que Dios tiene planes de bienestar, un futuro y una esperanza.


Espíritu Santo, intercede por mí cuando me quede sin palabras, ruega por mí conforme a la voluntad de Dios.


En el nombre de Jesús, amén.

Día 6

Acerca de este Plan

[Serie Dichosos los que sufren] Superar el duelo

En la segunda parte de la serie «Dichosos los que sufren», de American Bible Society, nos enfocaremos en el estudio de la aparente contradicción de la dicha en el dolor. Observaremos de cerca el duelo, las etapas y los s...

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Agradecemos a American Bible Society, por proporcionar este plan en convenio con El Centro Network. Si deseas conocer más sobre estas organizaciones, sigue estos enlaces https://www.americanbible.org/ y https://elcentronetwork.com

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