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[Serie Dichosos los que sufren] Superar el duelo

DÍA 3 DE 7

  


La ola de la amargura: La historia de Noemí


En el libro de Rut encontramos una historia triste con un final feliz. Una historia que puede parecerse a la de muchas familias de hoy en día. Una familia compuesta por un matrimonio y dos hijos, decide cambiar de país buscando un futuro mejor. En la tierra de destino, Noemí, no solo pierde a su esposo, también a sus dos hijos varones. 


¿Puedes imaginarte tal situación? Cambias de país, dejas tu tierra con la esperanza de un futuro mejor y todo lo que podía salir mal, sale mal. Noemí, con el corazón hecho pedazos decide regresar a su tierra de origen. Una de sus nueras la abandona. Rut, por el contrario, decide acompañarla. Al llegar de regreso a su ciudad, Belén, hubo una gran conmoción. Todas las mujeres del pueblo se preguntaban: «¿No es esta Noemí?». 


La respuesta de Noemí es una con la que podemos identificarnos. El dolor que siente es tan grande que les pide que no la llamen más Noemí (en hebreo significa «dulce»). Su tristeza era tal que pide que la llamen Mara (en hebreo significa «amarga»). Sentía que Dios la había tratado severamente, la había llenado de aflicción. 


Es posible que al igual que Noemí, sientas que el dolor es tan grande que quienes están a tu alrededor se estén preguntando: «¿Es esta la persona que pienso que es? Irreconocible». Sabes, es posible que te parezca que el cambio es tan permanente que hasta tu nombre tendría que cambiar para siempre. La sensación puede ser de dolor inconmensurable. La ola de amargura golpea a tu puerta. 


Reflexiona: ¿Te sientes identificado/a con Noemí? ¿Sientes que Dios te ha tratado severamente? ¿Te has encontrado con la amargura? 


Diario de apuntes: ¿Te estás preguntando, por qué me pasa esto? ¿Sientes que quieres encontrar un culpable? 


No ignores esos sentimientos, no los escondas. Reconócelos y permite que esas emociones sean liberadas. Dios no dice que no pasarás por el valle de sombra. Dice que pasarás y que él estará contigo. Encontrar una forma segura de expresar tu dolor es una respuesta saludable a la pérdida que sientes. 


Palabra de consuelo del día: ¡Alabado sea el Señor que no te ha dejado hoy sin un redentor! (Rut 4:14). 


Las mujeres del pueblo de Noemí terminaron dándole gloria a Dios al ver cómo Dios restauró su vida. Pasaron de decir: «¿Es esta Noemí?», a decir: «¡Alabado sea el Señor!». Dios cambió el lamento en gozo. Sé que quizás hoy veas ese momento como algo lejano. Como dijimos en la primer serie, hay un tiempo para todo. Te invito a que concluyas tu tiempo de reflexión pidiéndole a Dios que tu lectura de su palabra sea el sustento necesario, el aliento y consuelo que tu alma necesita. 

Día 2Día 4

Acerca de este Plan

[Serie Dichosos los que sufren] Superar el duelo

En la segunda parte de la serie «Dichosos los que sufren», de American Bible Society, nos enfocaremos en el estudio de la aparente contradicción de la dicha en el dolor. Observaremos de cerca el duelo, las etapas y los s...

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Agradecemos a American Bible Society, por proporcionar este plan en convenio con El Centro Network. Si deseas conocer más sobre estas organizaciones, sigue estos enlaces https://www.americanbible.org/ y https://elcentronetwork.com

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