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Dudoso: Explorando la fe como escéptico

DÍA 3 DE 7

Cuando lees un libro, normalmente comienzas en la primera página. Cuando lees la Biblia, la primera página es un lugar difícil de empezar. Es difícil relacionarse con las personas, los sucesos, y aún el Dios descrito en el Antiguo Testamento. 


Sin embargo, para entender por qué Jesucristo vivió y por qué tuvo que morir, vale la pena regresar al mismo comienzo. Porque la Biblia entera—incluyendo las narrativas complicadas del Antiguo Testamento—nos relata la historia de cómo Dios ha buscado ganarnos de vuelta a nosotros los pecadores desde el momento en que primero pecamos. 


Sin embargo, para entender por qué Jesucristo vivió y por qué tuvo que morir, vale la pena regresar al mismo comienzo. Porque la Biblia entera—incluyendo las narrativas complicadas del Antiguo Testamento—nos relata la historia de cómo Dios ha buscado ganar de vuelta a nosotros los pecadores desde el momento en que primero pecamos. 


Las tres tradiciones principales de la fe (judaísmo, cristianismo y el islam) coinciden bastante en la manera de ver el origen de la relación de la humanidad con Dios.  Las tres concuerdan en que Dios nos creó en su imagen y semejanza y nos dio la voluntad propia para decir sí o no a nuestro Creador.  Y todos concuerdan en que,  en la historia temprana de la humanidad, alguien dijo no. Cuando eso sucedió, el pecado entró al mundo y desde entonces nada ha sido tan bueno como se había planeado. 


La llegada del pecado a la experiencia humana forzó a Dios a tomar una decisión: destruir este mundo infectado de pecado y comenzar de nuevo, o subirse las mangas y ponerse a trabajar para arreglarlo. Nuevamente, el judaísmo, cristianismo y el islam concuerdan en que Dios decidió entrar al desastre que habíamos creado. Y comenzó el proceso de limpieza haciendo tres promesas a un hombre llamado Abraham. 


Abraham no fue un hombre perfecto. El Génesis relata que mentía y engañaba. Pero el pecado de Abraham no detuvo a Dios para usarlo. (El tuyo tampoco). Dios no le pidió comportamiento perfecto a Abraham. Le pidió que confiara en él. Y Abraham lo hizo. Creyó que Dios haría lo que había prometido. 


Su fe muestra el escenario para una de las declaraciones más importantes en la Biblia: “Abram creyó al Señor, y el Señor se lo reconoció como justicia.”  A Abraham se le dieron los mismos derechos y privilegios para con Dios que un hombre perfectamente recto podría ganar mediante sus actos de justicia. Solo que no tuvo que ganarlo. No podía—ya era un pecador, así como nosotros. Abraham fue reconocido ante Dios como justo por su fe.  


Como leímos en la carta de Pablo a los Romanos, la aceptación incondicional que Dios le demostró a Abraham está disponible para todos nosotros. ¿El único requerimiento? Una expresión de fe. 

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Acerca de este Plan

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Nos gustaría agradecer a North Point Ministries por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: http://startingpoint.com

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