Dudoso: Explorando la fe como escépticoMuestra

Ayer vimos que el punto de partida de la fe para los primeros cristianos fue creer que Jesucristo se había levantando de entre los muertos. Entonces, ¿ahí debemos empezar también, verdad?

Bueno, hay un detalle que debemos entender primero. Tenemos que entender por qué Jesucristo terminó muriendo. Aunque no lo creas, la razón tiene algo que ver contigo. Específicamente, algo que preferirías no reconocer acerca de ti mismo, algo que preferirías no admitir… Soy un pecador. 

“Pecado” es una palabra incómoda. Es tan incómoda que prácticamente la hemos dejado de usar. Padres, jefes, jueces… nadie utiliza la palabra “pecado” para hablar de un comportamiento malo. Más bien decimos que nuestras acciones no-tan-perfectas son simplemente equivocaciones. 

Pero aquí está la razón por qué fue importante para Jesucristo que los hombres y mujeres encararan y aceptaran su estatus de pecadores y por qué nuestro punto de partida para la fe requiere que hagamos lo mismo: Los equivocadores no piden perdón. Los equivocadores no necesitan perdón. Los equivocadores necesitan oportunidades para mejorar en una ocasión futura. Los pecadores necesitan perdón. 

Jesús nos enseñó que, si bien el pecado nos separa de Dios, la voluntad de Dios para perdonarnos nos reconecta con él. La lista de cosas que Jesucristo llamó pecado fue tan inclusiva que nadie podía librarse (incluyéndote a ti). Pero después se dio la vuelta e insistió que Dios estaba en una búsqueda constante de restaurar su relación con los pecadores. Esta contradicción aparente resume el mensaje y ministerio de Jesucristo. No justificó el pecado. No condenó a los pecadores. 

En vez de insistir en que las personas pagaran el precio que decía la ley, Jesucristo ofreció lo que menos merecían quienes pecaban: el perdón. Mañana regresaremos atrás unos miles de años en la historia para ver por qué este perdón ofrecido mandó a Jesucristo a la cruz.