Ama como si nunca te hubieran lastimado Por Jentezen FranklinMuestra

Día cuatro

Primero aprende a amarte

Cita bíblica: Jeremías 31:3-4

Dios quiere restaurarte. Él quiere ofrecerte el anillo de la aceptación. Él quiere reconciliarte con Su Reino. Él quiere invitarte a que te sientes a Su mesa. Como está escrito en Isaías 61:7, “En lugar de deshonra...poseerán doble honra y tendrán perpetuo gozo.”

Una vez que conocemos la verdad de la gracia, no solo nos da poder para perdonarnos y amarnos a nosotros mismos, sino que también debe impulsarnos a perdonar y amar a los demás. Porque, seamos honestos, hay un Pródigo en todos nosotros. Y a veces se necesita aprender a amar a través de un desastre para llegar al milagro.

Puedes leer la historia del hijo pródigo en Lucas 15, pongámoslo en los tiempos modernos. Puede relacionarse con el siguiente escenario.

Lisa fue criada en la iglesia. Sus padres eran grandes personas que amaban a Lisa y querían lo mejor para su hija. Cometió el error de su vida cuando comenzó a salir con Bill. Después de varios meses, Lisa estaba locamente enamorada y quería casarse con él.

Lisa sabía que él tenía un problema con la bebida. También tenía muchas excusas. Sabía que a él no le gustaba mucho ir a la iglesia con ella, pero se convenció de que podía cambiarlo. A pesar de las advertencias de su pastor y los alegatos de sus padres, ella siguió adelante y se casó con él. Aproximadamente un año y medio después, ella estaba en un infierno viviente.

El consumo de alcohol de Bill se convirtió en abuso físico, y Lisa solicitó el divorcio. Ella estaba desconsolada. Ella había ignorado todas las señales de advertencia. Cada vez que los hijos de Dios se casan con hijos del diablo, tendrán problemas con su suegro.

La buena noticia es que Dios nunca nos abandona. Recuperarse de las malas decisiones que ha tomado puede ser una experiencia desgarradora, pero Dios siempre está listo para restaurarte y darte un nuevo comienzo.

Conclusión: Para aprender a amar a otros, primero debemos de aprender a amarnos a nosotros mismos.