Manifestación del propósito eternoMuestra

El mundo gira alrededor de Cristo

Entonces, vivo en el pecado, sin dar en el objetivo, en el blanco; o vivo en el propósito para lo que fui predestinado. El centro es Cristo, no soy yo. Por eso cuando Juan el Bautista, en la cárcel, después de haber enseñado que Jesús era el que venía, era el Cordero de Dios, el Cristo, el rey; de repente estando en la cárcel, ve que su condición ya no era igual como antes, su popularidad ya no era igual, no estaban sus seguidores en la cárcel. Así que mandó a decir a Jesús, que si en realidad era quien él había dicho que se iba a manifestar. Jesús escuchó, y le mandó a decir, los ciegos ven, los sordos oyen, y a los pobres se les anuncia el evangelio. Todo esto era lo que el profeta Isaías había dicho del Cristo. 

En estas palabras, Jesús le mandó a decir que a pesar de su condición en la cárcel, sí soy yo, tu vida gira alrededor mío, no yo alrededor tuyo. Si te mueres, te mueres, pero el mundo sigue. Díganle a Juan, lo que dice Isaías, es decir, soy yo. Nuestra vida tiene que ser ubicada, y entender el propósito por el cual nos dio la existencia y nos alcanzó. Muchos piensan que Dios nos alcanzó para darnos gozo, alegría, contentamiento, riqueza, hacernos feliz. Pues Dios hace muchas cosas a favor nuestro, pero la realidad por la cual te alcanzó, es que tienes un valor mucho más allá de venir a disfrutar la vida. El problema es que muchas veces estamos como el burrito, con Jesús montado en él entrando en Jerusalén. Todos ponían mantos y el burro decía: mira como me tratan, soy importante, mis pezuñas ya no pisan sobre tierra sino sobre mantos reales. No me había dado cuenta lo importante que soy. Todos están contentos de verme. Todos me saludan con las palmas. Jesús se bajó del burro, el burro siguió siendo burro y el mundo siguió girando alrededor de Jesús. Nosotros debemos entender que no porque Él vino a habitar en nosotros, se trata de nosotros. En realidad se trata de Cristo.