Las tormentas de la vidaMuestra

LAS TORMENTAS FORTALECEN NUESTRA FE

Definitivamente las tormentas de la vida tienen propósitos, y uno de ellos es perfeccionar nuestra fe. Muchas veces las tormentas perfeccionadoras nos confunden porque nos han enseñado que si hacemos la voluntad de Dios nunca tendremos problemas. Pero eso no es así.

En este pasaje encontramos la historia de Pedro y los discípulos en medio de una tormenta que azotaba la barca. Jesús, que estaba solo, orando, fue hacia ellos caminando sobre las aguas. Al verlo, Pedro sale del bote y comienza a caminar sobre las aguas también; pero al mirar para abajo, empieza a hundirse bajo las rugientes olas. Cada vez que quitaba su vista de Jesús, se hundía, porque se enfocaba en los  problemas.

No hay otro maestro como Jesús, quien enseña desde su propia vida. Pedro creyó hundirse, y quizás vería a Jesús lejos, con pocas posibilidades de que lo ayudara; pero al comenzar a hundirse, inmediatamente el Señor le extendió la mano y asió de él, y simplemente le preguntó: «¿Por qué dudaste?». 

Jesús nunca está lejos. Siempre está lo suficientemente cerca como para tomarnos de la mano y rescatarnos. 

La tormenta es la oportunidad de caminar con Jesús, de conocerlo, de ser instruidos por Él. Es la oportunidad para crecer o para ahogarnos en la vida. La manera en la que reaccionamos en medio de la tormenta será el secreto de cuánto hemos aprendido. La fe se materializa en actos concretos, fruto de la obediencia.

Cada tormenta de la vida es una oportunidad de ver una faceta nueva de la Gloria de Dios, así como aquellos discípulos pudieron verlo por primera vez caminar sobre las aguas. Cuando Jesús se manifiesta, todos los temores desparecen. Dios está diciendo: «ten coraje en medio de la tormenta; no por las circunstancias, sino porque Yo estoy contigo». No hay problema que pueda turbarte si Dios forma parte de tu circunstancia.

Dios llamó a Pedro a una dimensión mayor: caminar sobre las aguas. Los problemas pueden convertirse en una oportunidad, por medio de la fe, para ingresar a un nuevo nivel en tu vida espiritual. Pedro se estaba hundiendo, clamó, y el poder de Dios se manifestó. Nunca terminó de hundirse porque el Señor no lo permitió. Tampoco dejará que te hundas tú. El Poder de Dios te sostendrá y te pondrá a salvo.

Osvaldo Carnival