Todo está en calma: recibiendo el descanso de Jesús esta Navidad Muestra

Día cinco: confía en su fidelidad:

«¿Confías en mí?»

Esa pregunta nos confronta cada día, desde el momento en que nos despertamos hasta el momento en que nos vamos a dormir. Porque confiar significa descansar, y descansar significa confiar.

Piensa en ello: No sujetarías tu árbol de Navidad en un soporte al que le falta una pata, y tampoco le pedirías a alguien que siempre llega tarde que traiga los bocaditos para la fiesta de Navidad.

Tanto si nos damos cuenta como si no, estamos constantemente evaluando la fiabilidad de las cosas y de las personas que nos rodean. Hacemos lo mismo en nuestra relación con Dios, negociando sutilmente cuánto le confiaremos.

Ya sea que se trate de nuestras finanzas, relaciones rotas, heridas ocultas o sueños futuros, evaluamos la fidelidad de Dios en el pasado para determinar si podemos confiar o no en Él en nuestro presente.

Pero es en medio de esta actividad navideña que nuestra confianza o desconfianza se hace más evidente.

...Nos llenaremos de galletas, pasteles y jamones navideños si no confiamos en que Jesús es el Pan de Vida que satisface nuestros deseos más profundos.

...Nos preocuparemos por nuestro hijo pródigo si no confiamos en que Jesús es el Buen Pastor que trae a casa a las ovejas perdidas.

...Nos revolcaremos en la soledad, sintiéndonos olvidados, si no confiamos en que Jesús es Emanuel, el Dios que habita con nosotros incluso cuando estamos solos.

...Nos apresuraremos a crear la Navidad perfecta si no confiamos en que Jesús es el Santo de Dios que nos hace perfectos.

Cada momento es una nueva oportunidad para confiar en la fidelidad de Dios de un millón de pequeñas maneras, y todo comienza con aprender a descansar.

¿Y si en lugar de apresurarnos a nuestros ocupados días, empezáramos cada mañana con la simple práctica del descanso? Como hace el salmista, instruyamos a nuestras almas a encontrar descanso sólo en Él: a recordar sus obras y su bondad, a expresar nuestra desesperada necesidad de Él, a calmar nuestras mentes y corazones en su presencia, y a declarar nuestra confianza en su fidelidad.

Debido a que Aquel que habló para que el mundo existiera vino como un bebé indefenso, esa noche santa, dichosa y silenciosa, puede hablar calma y paz a nuestras propias vidas hoy.

Preguntas para reflexionar: ¿Cuál de los nombres de Jesús te habla a ti y a los desafíos específicos que estás enfrentando en tu propia vida? ¿Cómo es confiar y descansar en Dios en esta época navideña? ¿Qué harías de manera diferente?