Todo está en calma: recibiendo el descanso de Jesús esta Navidad Muestra

Día uno: por qué necesitamos descansar en Navidad

«Decora los pasillos con ramas de encino», comienza el conocido villancico. Y eso es lo que hacemos.

Algunos de nosotros nos preparamos para la Navidad en cuanto empieza el frío, mientras otros posponen lo inevitable tanto como sea posible.

Pero en algún momento todos quedamos atrapados en un torbellino de actividad, casi siempre divertida y festiva, pero agotadora aun así, dejando nuestras almas llenas y vacías al mismo tiempo. A menudo, es en medio de este bullicio de alegría navideña que nos preguntamos en silencio: «¿Esto es todo lo que hay?» La buena noticia es que más allá de los platos de galletas, las listas de compras y la decoración, está el Hijo de Dios hecho hombre por nosotros.

Dios sabe que somos propensos a la actividad frenética. Esa es una de las razones por las que creó un día de descanso para los israelitas cada seis días, para que pararan su actividad y reconociesen la bondad de su Dios, su propia necesidad desesperada de Él y su don de quietud.

Al practicar el descanso reconocemos la fidelidad de Dios: incluso cuando dejamos de trabajar, Dios continúa haciendo que todo funcione.

Este año te invito, como nuestro Señor y Salvador invitó a sus discípulos, a alejarte con Él y descansar un poco, a que disminuyas la velocidad y redescubras la maravilla y la alegría de la temporada navideña en medio de tus tradiciones navideñas favoritas.

Pero, ¿cómo sería eso?

Durante los próximos cuatro días practicaremos la adoración reposada usando el acrónimo REST (descanso): recuerda su bondad, expresa tu necesidad, busca su quietud y confía en su fidelidad.

¿Aceptarás su invitación esta Navidad? Aléjate por un tiempo y descansa.

Oración: Oh, Señor, me conoces tan bien. Sabes que anhelo pasar un tiempo maravilloso con la familia y los amigos, pero me comprometo demasiado, me excedo y reacciono de manera exagerada, y al final hay demasiado estrés y dolor a mi alrededor. No quiero eso este año. Así que vengo a Ti con los brazos y el corazón abiertos. Aquí estoy. Enséñame a celebrar el nacimiento de nuestro Salvador desde un lugar de descanso. Sintoniza mi corazón para maravillarme de tu belleza y cantarte alabanzas. Amén.

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