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"El milagro de escucharlo"

El escuchar la voz del Eterno, que te dirige diariamente a través del poder que mora en ti, y que te fue dado para que permanecieras constantemente en su presencia, es otro milagro en el que podemos gozarnos.

Benditos, dichosos y gozosos, quienes por el perdón que han recibido de parte de Jesucristo, podrán contar con la Paternidad del Eterno. Esos benditos, dichosos y gozosos, somos nosotros, sus hijos; quienes por gracia y por fe, recibimos la adopción divina y celestial que nos permite disfrutar de las riquezas espirituales heredadas en Jesucristo, nuestro Salvador.

Saber que no estamos solos, que hay quien nos instruye en todo tiempo; que siempre que vamos a tomar una determinada decisión, está dirigida por el Espíritu que nos garantiza estar en comunión, alineados a la voluntad de nuestro Padre, es algo sorprendente.

Escuchar su susurro apacible en medio del valle sombrío de la dificultad, escuchar su voz de trueno en nuestra defensa cuando estamos siendo atacados, escuchar su voz llena de amor cuando necesitamos ser perdonados, consolados, levantados y fortalecidos; escucharlo a Él, es el bendito milagro que hizo posible la obra redentora de Jesús. Bendito milagro del que podemos gozarnos día a día y en todo tiempo.

Habrán quienes puedan decir que no han escuchado su voz, que no han discernido su susurro amoroso, lleno de paz; fúndete en su Palabra, clama en oración, calla también en oración para que no te pierdas de lo que Él quiere manifestarte. Que en este tiempo especial que apartas con Él, en lo secreto de tu habitación; en lo íntimo de tu morada, puedas deleitarte en las delicias de su sabiduría; entonces, tus oídos serán capacitados por su poder para que lo escuches audiblemente, para que entiendas su voluntad y puedas comprender sus Palabras. Mientras más tiempo te ocupes en disfrutar de su presencia, de su Palabra; más sensible serás a la voz de su Espíritu que te llena y te da plenitud, que te alinea a los planes que llevará a cabo para ti, en Cristo Jesús.