Sanación en el divorcio: sobrevivir y prosperarMuestra

"Sobrevivir y Prosperar: Día 1"



Cuando reflexiono sobre mi divorcio, puedo señalar la decisión que me permitió finalmente comenzar a avanzar en el camino de la integridad. Esa decisión fue confiar en Dios, ¡¡¡ SIN IMPORTAR QUÉ!!!



Yo ya había entregado mi vida a Jesús un tiempo antes de tener que tomar esta decisión, la de confiar verdaderamente en Él. Aún hoy necesito la sabiduría y guía de Dios para entender todo lo que Él hizo en mí durante ese proceso.



Caerás en una de estas tres categorías con Dios:



Le has dado tu vida a Jesús y eres salvo.

No le has dado tu vida a Jesús aún.

Tienes alguna relación con Dios/Jesús/religión, etc.



Hay muchos lugares y personas a quienes les puedes haber confiado tu conocimiento espiritual o creencia. Pudo haber sucedido cuando eras un niño, después de que empezaste una familia, o cuando ya fuiste mayor. No importa en qué grupo estás, creo que sin rendir tu vida a Jesús, nunca serás capaz de ser realmente sanado. Sólo Dios, tu Creador, puede sanar totalmente un corazón roto.



Puedes ser capaz de ser feliz, tener otra relación, sentirte mejor contigo mismo y tu situación, pero esa parte de tu corazón que necesita sanación total nunca sanará completamente. Vivirás el resto de tu vida perdiéndote la grandiosa vida que Dios tiene para ti.



De todas las personas que he tenido la bendición de ayudar, fueron sanados totalmente sólo los que rindieron su vida a Jesús. Ellos le pidieron que haga lo que Él puede hacer, sanar lo que la cirugía y los profesionales de la salud mental no pueden. Una herida espiritual, una vida cambiada, un corazón roto, una familia separada. No importa cuán duro, ellos confiaron en el único digno de confianza.



Hasta que no hayas experimentado el amor, la gracia y la misericordia que Dios da durante el proceso de sanación, nunca experimentarás una vida llena de esperanza, plenitud y agradecimiento. Es una limpieza sin igual. Es como ver un hermoso amanecer en el océano por primera vez.



Si sientes que necesitas reconectarte con Dios o quieres hacer a Jesús tu Señor y Salvador, repite esta plegaria:



"Jesús, te necesito. Estoy lastimado y te pido que me salves. Te doy cada día de mi vida, ahora y por siempre. Jesús, tú eres mi Señor y Salvador. Por favor, perdona mis pecados e inúndame con tu amor, gracia, misericordia, sabiduría y entendimiento. Mi vida es tuya. Sáname y complétame. En tu precioso nombre, Jesús. Amén".



Los próximos seis días, podrás aprender las poderosas oraciones que Dios me dio y que uso hoy. Aprenderás prácticas reveladoras que te permitirán vivir la vida en una forma que propiciará la sanación futura.