Superar el miedo, la preocupación y la ansiedadMuestra

Día 4: Temer a los demás

En el Nuevo Testamento, encontramos a otras personas que lucharon con su miedo a los demás. Por ejemplo, estaban los creyentes judíos que habían venido a Cristo pero tenían miedo de contarles a otros sobre su conversión. Así es como el Nuevo Testamento describe su dilema:

“Sin embargo, muchos aun de los principales creían en Él, pero a causa de los fariseos no lo confesaban, por temor a que los echaran de la sinagoga; porque amaban la aprobación de los hombres más que la aprobación de Dios.” —Juan 12:42-43

Algunos de los líderes religiosos judíos habían llegado a la fe en Cristo. Sabían que Él era el Mesías y habían visto la verdad de sus afirmaciones. Pero tenían un problema: sabían que si confesaban su fe, serían excomulgados, serían expulsados ​​de la sinagoga. Estoy seguro de que puedes imaginar lo difícil que era su situación. La sinagoga, para el antiguo judío, no era como la iglesia moderna de hoy. Hoy, si nuestras creencias entran en conflicto con las de nuestra iglesia, podemos empacar fácilmente y mudarnos a otro lugar. Pero no fue así para ellos. Tenían una sinagoga y tenían la obligación de mantenerla. Toda su vida social y económica estaba ligada a las asociaciones del grupo. Si fueron expulsados ​​de la sinagoga, fueron, en esencia, expulsados ​​de toda relación social y comercial en su vida.

Observa que Juan no dice que su problema era de baja autoestima o sentimientos de inferioridad. No, señala su problema como un problema de amor. ¿Qué amaban más que la aprobación de Dios? La aprobación del hombre. ¿Qué anhelaban más que la alabanza que les llegaría de Dios: “Bien, buen siervo y fiel”? Amaban los elogios de sus compañeros. De hecho, lo amaban tanto que desobedecieron el mandato de Cristo de testificar por él.

REFLEXIÓN

¿Hay alguna persona (o grupo de personas) a la que temes? Dedica algún tiempo a orar por esta persona o estas personas, pidiéndole a Dios que te dé un amor como el de Cristo, un amor que no se preocupa por la forma en que los demás te respondan.