La Última Semana De Tu VidaMuestra

Se acerca la noche más oscura. Se acaba el tiempo, y vas a quedarte sólo. Pero al menos te queda un consuelo si sabes que hay otros, que como tú, están viviendo tu misma situación. Tenemos la imprenta de la koinonía. La necesidad de tener en común todas las cosas con otros. Todo ser humano busca desesperadamente sentirse parte de algo más grande que uno mismo. Y ese sentido de pertenencia se hace más fuerte cuando se te acaba el tiempo.

Llega el momento más doloroso y difícil para Jesús, pero también la prueba más grande para sus discípulos. Deberán asimilar la traición de uno de los suyos, la pasividad de su Maestro ante las autoridades, el silencio y la soledad invadirá sus más profundos pensamientos. El miedo, la incertidumbre, recorrerá sus cuerpos en forma de sudor, palpitaciones y sobresalto.

Jesús lo sabe, conoce esa sensación. La sensación de perder a quienes amas con toda tu alma, de ver sufrir a los que querrías evitar el más mínimo dolor, de verlos perdidos, sin esperanza, sin gozo, sin amor. Jesús se niega a que estén solos, y eleva una oración al Padre, por todos ellos, por todos nosotros. Que seamos uno, repite una y otra vez. La unidad en los tiempos más difíciles es la clave. Porque cuando uno se debilita, los demás lo levantan. Cuando uno duda, el resto refuerza sus convicciones. En el amor no hay temor, y en la unidad, se manifiesta ese perfecto amor, así que cuando tú y yo nos unimos, cuando tenemos en común todas las cosas, el temor se desvanece, y el amor toma un lugar de prioridad, y de poder. Nadie puede parar al amor. Nadie lo detendrá.