RefrescarMuestra

Así como refrescar un fuego requiere alimentar las llamas con leña, nosotros también debemos alimentarnos para refrescar y revitalizar nuestras mentes, cuerpos y espíritus.

Esto requiere maná fresco: provisión fresca, nuevos pensamientos, nuevas ideas, nuevos negocios, y esto solo se puede encontrar en la Palabra de Dios.

El maná es diario.

Dios proveyó maná para los hijos de Israel durante los cuarenta años que vagaron por el desierto. Aparecía cada mañana junto con el rocío de la mañana, donde los israelitas lo recolectaban, y el maná los nutría durante el día. Aquellos que trataron de acumular el maná para el día siguiente se despertaron en un desastre podrido e infestado de gusanos, con excepción del sexto día, en el que los israelitas recolectaron suficiente maná para durar todo el Sabbat. Dios proveyó el maná para satisfacer sus necesidades físicas, pero también para recordarles que necesitaban más que pan para vivir.

Necesitaban a Dios.

El Salmo 23 promete que debido a que el Señor es mi pastor, tengo todo lo que necesito. Así como Israel contaba con el maná diario para sobrevivir y seguir adelante durante su viaje, Dios quiere que yo dependa de Él diariamente.

Sus provisiones aparecen cuando las necesito y no antes. Cuando trato de asegurar hoy lo que creo que necesitaré mañana, no funciona. No funciona porque Dios quiere que confíe en Él cada día para la necesidad de ese día. Fui creado para confiar en Él.

El maná puede ser inusual. La palabra en sí se traduce libremente como "¿qué es?"

No estoy seguro de qué esperaban los hebreos cuando Moisés les dijo que verían la gloria de Dios por la mañana, pero no esperaban lo que encontraron.

A veces tampoco reconocemos las provisiones de Dios. No se parece a lo que esperábamos.

Pero siempre está ahí, si estamos dispuestos a buscarlo.

Y siempre es suficiente.