Y en Paz Me Acostaré. Muestra

De la misma manera que el 11S afectó a la seguridad en todo el mundo y cambió la manera de funcionar de todos los aeropuertos, puertos y fronteras en el mundo, la COVID-19 ha cambiado muchísimas cosas en nuestra vida diaria: en la gestión de las crisis, en el funcionamiento de los hospitales, en la manera en que las familias van a prepararse ante las posibles eventualidades, la gestión de las empresas, el teletrabajo, la gestión de la higiene en casa y fuera de casa…

Si todo continúa como hasta ahora, la tendencia que ya habíamos visto en los últimos años en cuanto al crecimiento de la venta online en detrimento de la venta en los puntos físicos se disparará, y ciertos comercios tenderán a ser showrooms y potenciarán su venta online.

En la última edición de los Oscar´s (2022) hemos podido ver como plataformas como Netflix, Amazon o HBO presentaban sus obras, y como CODA, una película de Apple, ganaba el Oscar a la mejor película.

En definitiva, muchas cosas han cambiado en los últimos años en todo el mundo.

Esta reflexión es solo un pequeño punto de partida para decirte, para decirnos, que no podemos permitirnos el lujo de dejar que esta experiencia tan dura y excepcional pase por nuestras vidas sin hacer que nos planteemos nuestra forma de vivir.

Que nos haga tan solo un poco mejores, que nos obliga a repensarnos y reinventarnos.

Que a pesar de que todo esto nos dé vértigo, seamos conscientes de que es una gran oportunidad para encontrar y descubrir opciones que, hasta ahora, quizás por las prisas y agobios del día a día, no habíamos podido ver y mucho menos valorar.

Que nos empuje a mirar a las personas de una manera diferente, que nos haga valorar más las vivencias que las cosas, que amemos más a las personas que a las pertenencias. Que el prójimo sea importante, que demos espacio al otro en nuestra vida y sepamos valorar un abrazo como no lo habíamos hecho hasta ahora. Que pongamos en su correcta escala de valores las cosas que antes nos daban seguridad (dinero, trabajo, pertenencias, posición social...) y reordenemos nuestras prioridades.

Que empecemos a mirar más al cielo y menos al bolsillo. Que abramos nuestro corazón a la posibilidad de que hay algo más allá de lo que vemos y comprendemos, que le puede añadir sentido a nuestras vidas. Que le demos la oportunidad a Dios de demostrarnos que siempre ha estado ahí, aunque todavía no le hayamos dado la opción de ser real.

En fin, que seamos valientes para asumir que solos no podemos, que no somos todopoderosos y autosuficientes. Y que aunque todo ha cambiado, el conocido dicho “Cualquier tiempo pasado fue mejor” no solo no es cierto, sino que lo que viene por delante puede ser increíble y maravilloso porque habremos aprendido de todo lo que ha sucedido.

En definitiva, que reconozcamos que nos necesitamos y que necesitamos a Dios.